Hay que reconocerlo: no hay momento más placentero en la jornada escolar que el recreo, entendido como el tiempo para jugar, relacionarse entre los compañeros y por supuesto, para comer la merienda, algo que quizás no sea tan fundamental para los niños pero sí para los adultos que los rodean que son conscientes que necesitan "reponer energías”. De hecho, se sabe que una persona -tenga la edad que tenga- debería ingerir pequeñas colaciones cada 2 ó 3 horas aproximadamente.

Este objetivo en el Nivel Inicial se puede cumplir de manera más sencilla: la seño es la que pauta cuándo se hace la merienda y los alimentos se llevan desde casa. Pero a medida que los chicos crecen en su universo de posibilidades aparecen otras opciones y tentaciones. La pregunta es entonces, qué y cómo elegir. Pero también cómo los papás pueden ayudarlos a partir del planteo de llevar dinero.

Si bien no hay recetas estipuladas, sino que cada familia hace lo mejor que puede; si hay algunos conceptos básicos a tener en cuenta. "Que lleven la merienda desde casa o bien darles dinero para que compren en la escuela son aspectos importantes y dependerá especialmente de la edad del niño. A veces no somos conscientes que en la rutina diaria de la merienda estamos estimulando hábitos necesarios para el desarrollo del niño, por un lado el hábito alimenticio ya que esta es una edad crucial para que aprenda a comer lo más saludable posible y por otra parte, hábitos de autonomía, de manejo del dinero, posibilidad para darle valor a las cosas. Estas son herramientas de gran utilidad para enfrentar la vida”, polemiza Mariela Serra, psicóloga, miembro del gabinete del Colegio Los Olivos y profesional del Centro Médico CIEM LAB.

Según la psicóloga, "cuando el niño es pequeño necesita que los padres sean los encargados de organizar su merienda, ya sea enviándoles algún alimento desde la casa o bien ir con ellos a comprarlos. Es importante que los adultos verbalicen y les expliquen las ventajas por las cuáles eligen tal o cuál alimento y que a la hora de comprar, les den opciones precisas. No hay que llevar solo lo que el chico quiera porque seguramente no será el alimento más saludable. Se puede negociar. Y es una oportunidad para aprender desde pequeño cuáles son los alimentos que los hacen crecer sanos y fuertes pero también sirve para estimular la tolerancia a la frustración y a la capacidad de espera, al no adquirir todo lo que él quiere".

En este sentido, la nutricionista Noelia Martínez -también del Centro Médico CIEM LAB- aporta que "los papás deben ser responsables a la hora de la elección. Es preocupante como en los últimos tiempos ha aumentado el consumo de snacks, alfajores, bizcochos y chocolates (saturados de sal, calorías, azúcares y grasas). El motivo es muy simple, son atractivos, sabrosos, están de moda y de algún modo son más prácticos. Como si fuera poco, el chico queda contento. Pero este tipo de elección crea malos hábitos alimentarios. Hay que elegir la merienda pensando que es una colación que sirve para que el pequeño pueda pasar las horas fuera de casa sin tener hambre. Debe ser variada y de calidad, evitando golosinas y gaseosas. También hay que enseñarle a los chicos a elegir lo que les conviene para su organismo. Entonces hay que transmitirles que si bien no hay comidas clasificadas como buenas y malas, si hay alimentos que es mejor consumirlos de manera moderada o consumirlos con poca frecuencia por su salud", asegura la nutricionista.

Cuestión de peso

Cuando los chicos prefieren ir al kiosco que llevar la vianda de casa, la psicóloga pone una luz de alarma. Para ella, antes de entregarles dinero hay que enseñarles valores que les permitan ser más autónomos y responsables. "Los chicos deben aprender a ahorrar, se debe hablar del valor de las cosas y del trabajo que implica ganar el dinero. Es importante empezar a tratarlo en edad temprana y debe ser reforzada a medida que el chico va creciendo, dándoles la oportunidad del manejo de dinero acorde a su edad. En una sociedad de consumo como la actual es muy importante que los pequeños aprendan a valorar el dinero y las cosas que se les brinda. Para eso, no hay que darles o comprarles todo lo que pida. Pero también hay que enseñarles que el dinero no es la esencia de la vida, sino un medio de intercambio que mejora la calidad de vida; que es bueno tener metas de ahorro, que hay que decir no a las compras impulsivas, que es bueno organizarse, cuidar y distribuir la plata”, propone.

La profesional Mariela Serra sugiere que en el proceso de aprender a manejar el dinero hay que empezar de a poco, pidiéndoles a los chicos que vayan a comprar algo y que pongan atención en el monto que llevan y en el vuelto que recibirán, que puedan opinar y hacer comparaciones de precios para entender el valor de las cosas. Asegura que es fundamental darles la posibilidad para que elijan y que no es sano, darles dinero porque sí. "El dinero no se regala sino que hay que ganárselo. En caso que los papás den dinero debe estar orientado a un fin, por ejemplo ahorrar para comprarse algo a futuro. Con esta acción se estimula su capacidad de espera. De todos modos, la única forma que los niños pueden aprender el manejo de su dinero es a través de su propia experiencia y de la guía de sus padres”, dice en base a su experiencia.