-Empecemos por definir, frente al ojo del inversor desde Vancouver, el escenario argentino en materia de gran minería metalífera: ¿es conveniente?
-Pues diría que es una combinación de amor y terror. Porque la gente ve que la Argentina tiene un gran don de recursos naturales. Es obvio. Hay mucha gente con mucha experiencia que viene a la Argentina y ve que hay muchos lugares que se parecen a Nevada, que es donde está la mayor concentración de minas de oro y cobre y cosas así en Estados Unidos. La gente ve la geología y que hay minas muy rentables en Argentina. Ahí está el amor, hay muchas posibilidades. Además, por su historia, hay muchos lugares no explorados. Por eso hay muchas posibilidades de hacer descubrimientos nuevos. Para el inversor es uno de los lugares donde rinde más la inversión.
-¿Y el terror?
-Y el terror viene de que se sabe que no toda la Argentina es igual. Se sabe que hay provincias donde se puede manejar más y otras donde menos. Pero el terror es que eso puede cambiar. Recientemente Mendoza hizo su cambio. En México diríamos “una pendejada”, aquí diríamos “una mendozada”. Porque sí tienen otros recursos de ingresos, pero hay que diversificar y hay minería limpia, moderna, que rinde bien para la gente, el empleo. Prohibirlo así todo de un golpe, no es inteligente. El inversor internacional sabe que todas las provincias son distintas. Pero, del otro lado, es Argentina. Y si puede suceder aquí, por qué no ahí. ¿Y cómo puede saber uno que no va a cambiar?
-¿Entonces es muy difícil que San Juan se instale con determinada autonomía como un escenario distinto de inversión de otras provincias?
-No imposible. Pero siempre se va a estar preguntando la gente si no es posible. En Santa Cruz es un poquito más fácil, porque la gente sabe que no hay nada. Hay pingüinos en el Macizo Deseado, pero no hay nada más. En San Juan también están los viñedos, el cerro, que es muy bonito. Entonces la gente se puede decir que “bueno, posiblemente va a ser más difícil”. Eso no quiere decir que no se pueda hacer nada. Ahorita mismo tenemos la SIMINERA aquí. Si la provincia va a la PDAC (NdR: la feria internacional de Toronto), eso tiene su impacto.
-¿Qué va a pasar con el oro? ¿Se mantiene la tendencia al alza o se cae?
-Mientras más corto el plazo de tiempo, menos puede uno predecir. Lo que dirige el precio del oro es el precio del dólar. Cualquiera puede hace una curva con el oro y el dólar y se mueven inversamente. Casi una correlación de uno. Cuando está bajo el dólar, sube el oro. Con todo lo que ha gastado y prestado el gobierno se ve que el dólar tiene problemas graves que no se resuelven mañana. Aún si comenzara a mejorar la economía de una manera verdadera, seria, estructural, que todavía no se ve. El problema es que el dólar se ha destruido. Por eso el oro, a término medio o medio-largo, estoy seguro de que va a subir mucho. A plazo corto es posible que baje a menos de 1.000 o menos de 900 dólares. En ese caso hay que comprar porque a largo plazo va a seguir subiendo.
-Vamos a los metales industriales: ¿qué va a pasar con el cobre?
-De veras hay una opción A y otra opción B. Con todos los metales industriales uno podría decir lo mismo. Los estímulos que han hecho los gobiernos mundiales o logran arrancar las cosas y siguen avanzando por unos años hasta que los problemas fundamentales económicos se sientan otra vez, o no. Los mercados han regresado mucho de la catástrofe del año pasado, pero nadie sabe si van a seguir hacia arriba. Nadie sabe lo que va a pasar a hora. Entonces el cobre depende mucho: si cae la actividad, cae el cobre y el resto de los metales industriales también.
-¿Y en materia de financiamiento, especialmente para las juniors, las exploradoras?
-¡Es muy interesante! El mercado ha cambiado pero hay montones y montones de dinero que, a causa de lo que pasó el año pasado, están afuera del mercado. Y ese dinero no quiere estar afuera del mercado. En algunos casos de fondos que tienen la obligación de invertir en este sector, ese dinero necesita volver al mercado. Cuando una compañía junior o grande tiene un proyecto serio, con recursos medidos, se ve que la inversión llega muy fuerte.
-Hay otro fenómeno que se está dando en Latinoamérica, a partir de la gestión de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, que es la estatización de grandes compañías y áreas mineras. ¿Cómo incide esto en el escenario de inversiones para el Cono Sur?
-Es un asunto muy grave porque hay gente que conoce que no son todos iguales los países en Latinoamérica. Pero algunos inversores sí ven a Latinoamérica como un lugar semi-similar. Si Evo Morales dice algo económicamente estúpido o si Hugo Chávez llega con sus palabras como bombas, espanta a la gente y afecta a toda Latinoamérica. Y todos se perjudican cuando alguno de estos payasos espanta al mercado internacional. Hay gente que se espanta fácilmente y hay gente más inteligente que sabe que no todos los países son iguales.
-¿La seguridad jurídica es un factor determinante?
-Sí absolutamente. Y en el caso específico de Argentina es una preocupación significativa para el inversor internacional este tema de las retenciones a las exportaciones. Porque es en contradicción al arreglo que tenían de 30 años (NdR: alude a la Ley de Inversiones Mineras y a la estabilidad fiscal). La gente dice: si pueden cambiar este acuerdo, qué más podrán hacer.
-¿Qué impacto tienen los reclamos ambientalistas en las inversiones?
-Es muy significativo porque han visto proyectos con muy grandes posibilidades de dar miles de empleos y millones de dólares de impuestos que se han parado completamente. Y por razones no solamente ilógicas sino además contraproductivas.

