-¿Ha tenido oportunidad de informarse sobre la realidad minera de San Juan?

-Sí, muy curiosamente llegué a San Juan desde Tecnópolis (feria realizada en Buenos Aires) invitado por el gobernador Gioja para ver el partido de la selección chilena contra Venezuela. Y pude por medio de lectura y conversaciones saber que San Juan está abriendo un surco en la industria minera a nivel continental. Con tantos proyectos que existen en carpeta se va a producir un desarrollo enorme en esta provincia. Quizás con una magnitud que los mismos sanjuaninos todavía no pueden ver.

-Luego de una experiencia tan intensa como quedar atrapado 69 días a 700 metros de profundidad, ¿qué tipo de conclusión saca? ¿Qué fue lo que pasó a su entender?

-En principio no tengo permitido hablar sobre eso específicamente. Pero a mi entender una roca de 50 metros bloqueó el acceso de salida y obstruyó dos pisos completos, dejándonos totalmente aislados. En Chile las megaempresas mineras se manejan con altos estándares de seguridad. No así las más pequeñas, como lo era la mina de Copiapó, donde yo trabajaba para una empresa perforadora. El gran problema en Copiapó, como en la pequeña y mediana minería de mi país, fue y es el exceso de confianza. Cuando uno se excede en los límites y cree tener todo controlado y se salta los procedimientos es cuando la seguridad se ve amenazada.

-A su entender, ¿no se siguieron las normas de seguridad necesarias para la explotación que se realizaba en la mina Copiapó?

-El tema es que siempre hay algunas señales antes de que un derrumbe así ocurra. El problema es no darles importancia o no seguir con los procedimientos necesarios de seguridad. Porque hasta que se realicen todos los peritajes legales no se puede saber con precisión qué fue y cómo ocurrió efectivamente.

-¿La experiencia de Copiapó no ha sido la única situación límite a lo largo su vida?

-En realidad quedar atrapado fue la experiencia más fuerte de mi vida. Pero en 1978 estuve en el frente del Ejército chileno durante un conflicto limítrofe con Argentina. Estuve bastante tiempo al límite, vi incluso miembros del Ejército argentino ser detenidos y enviados en menos de 24 horas a Santiago. Fue uno de los momentos más difíciles de mi vida. Más que nada porque eran dos gobiernos militares muy duros y no se sabía en qué momento podía estallar todo.

-¿Pero algo bueno le dejó su experiencia en el Ejército?

-Debo reconocer que el orden del Ejército, el respeto, y la voz de mando que adquirí no se me fueron más. Y eso me sirvió mucho cuando estuvimos atrapados en la mina. No quiero decir que mi voz era una de las voces de mando debajo de la mina, porque sería pasar por encima de mis compañeros. Pero sí era escuchado por el tono que tenía, la experiencia y el haber estado en el Ejército.

-¿Cómo le cambió la vida luego de una experiencia de vida mundialmente conocida como la que le toco afrontar?

-La vida me cambió mucho luego de ser rescatado. Desde el punto que en el momento que salimos fuimos recibidos por el presidente de Chile y entrevistados por miles de medios de todo el mundo. Uno de mis compañeros logró desayunar con Obama, el presidente de Estados Unidos, como para dar un ejemplo. El mundo estuvo pendiente de nosotros y fue algo que influyó a todos sin distinción de edad ni cultura.

-¿A qué se dedica actualmente?

-Yo ahora me dedico a dar charlas sobre liderazgo, supervivencia, a contar mi experiencia. Tengo un itinerario establecido por el gobierno de mi país. He viajado por México, Costa Rica, próximamente Ecuador, Argentina, etc. Doy una charla de una hora o un poco más y de ahí dejo que me realicen preguntas y de alguna manera converso con la gente, contando mi experiencia. Mi hijo actualmente me ayuda a armar todos los videos y power points necesarios para cada una de mis disertaciones.

-Más allá de todo lo que le tocó vivir durante el derrumbe, ¿volvería a trabajar en la industria minera?

-Sinceramente no lo sé. He recibido muchas propuestas de distintas compañías mineras, tanto de mi país como del extranjero. Pero es algo que debo meditar y pensar bastante. Seguramente deberé hablarlo con mi familia y luego se verá. Por el momento estoy muy bien con lo que estoy haciendo.