Hace poco más de un año, Mariam armó sus bolsos con ropa, sueños, proyectos e ilusiones. Se despidió de amigos y familiares y se embarcó en un viaje hasta Canarias. Previo a instalarse en la isla, hizo una pequeña parada en Madrid, donde aprovechó para visitar amistades.
Se dedica al diseño gráfico y comparte sus conocimientos de arte en el ámbito infantil. Actualmente dirige un proyecto de educación no formal llamado “Maniobra” y forma parte del equipo de la Asociación Montessori Maspalomas, “un lugar que me hace crecer día a día”, afirma.
En cuanto llegó a la isla, comenzó a trabajar y vivir en un hotel de grandes dimensiones, donde compartía las labores diarias con 18 personas más. Esa experiencia lo marcó dejándole grandes enseñanzas y reflexiones. “Pude ver de cerca y vivenciar lo macabro de la industria turística y la explotación laboral. Era muy parecido al Gran Hermano”, recuerda Mariam con cierto alivio en sus palabras por haber dejado ese trabajo en el pasado.
Hoy, además de compartir sus conocimientos, aprovecha sus días para viajar. “Cada vez que puedo y siento, viajo, porque conocer otros lugares me enseña a ser persona”. Libre como el viento, Mariam no tiene nada programado ni fecha de regreso en sus pasajes. Por lo pronto, su único anhelo es conocer las tres islas que le faltan de Canarias (en total son siete), y luego, si el rumbo del destino lo permite, conocer Marruecos y Portugal.
Volver a San Juan no está en sus planes a corto plazo, pero cada día recuerda con añoranza y alegría a su familia y amistades que quedaron en la provincia cuyana, a quienes anhela encontrar y abrazar cuando su viaje culmine.