Hay una generación que no recuerda el mundo antes de Internet. Pero también hay unos cuantos que creen que su grado de exposición es demasiado alto. Alguien nacido en 1992 cumple ahora 18 años y de una u otra manera puede haber vivido toda su vida en Internet. Desde el anuncio de un nacimiento pasando por las fotos de la niñez hasta el paso por las redes sociales, toda la vida de una persona puede rastrearse en la Red.
Relaciones virtuales vs. Relaciones sociales
Daniel Sieberg, periodista de un canal de televisión estadounidense, es uno de estos últimos. Al llegar a la conclusión de que las redes sociales habían tomado el control de su vida decidió desconectarse. "Mi ego y yo quedamos atrapados en las redes sociales, y mis relaciones interpersonales comenzaron a sufrir", dijo en su "Declaración de Desconexión", una nota publicada en el sitio de noticias on line The Huffington Post.
Sieberg reconoce que reemplazó su relación con allegados y seres queridos por una interacción con personas desconocidas pertenecientes al mundo de la red y que llegó a estar demasiado pendiente de, por ejemplo, los mensajes escritos en su "muro" virtual.
Suicide Machine: Aniquilador de la identidad virtual
Gordan Savicic, convencido de que muchas personas sentían que habían perdido el control de sus vidas virtuales, creó un servicio para ayudarlas a desconectarse de las redes sociales. Con sede en Holanda, el sitio Web Suicide Machine es un portal que entra en las cuentas de sus usuarios y borra toda la información acumulada sobre ellos en Internet.
"Algunas personas han creado avatares en Internet tan publicitados que hablan de eliminarlos como si se tratara de individuos de carne y hueso", explicó Savicic. Se trata de mucho más que de privacidad, según él. Mientras más tiempo se invierte en la creación de perfiles y redes virtuales, menos tiempo se le dedica a cultivar relaciones en el mundo real.
Conexión que desconecta
Según el psiquiatra Jerald Block, de Oregon, Estados Unidos, "la desconexión tiene sus riegos". El especialista trata a pacientes que usan Internet de manera excesiva: más de 30 ó 40 horas semanales. "Si eres muy activo en la Red, al desconectarte pierdes una parte significativa de tus relaciones y tienes que llenar 30 ó 40 horas con vida real", manifestó.
Pero ¿si no es posible vivir sin twittear o publicar lo que se piensa para que lo vean los 2000 amigos virtuales, se corre el riesgo de perder la identidad? Clay Shirky, autor del libro Cognitive Surplus, manifestó que puede que Internet no esté cambiando quiénes somos pero sí la manera en que nos percibimos los unos a los otros. "Somos una especie social; siempre nos hemos moldeado mutuamente la identidad", comenta el escritor. "Lo que ha pasado ahora es el carácter explícito, permanente, global, investigable; todas esas cosas han amplificado esos efectos", añadió. Y la clave, expresa, es estar en "el justo medio, para navegar con éxito en el ambiente magnificado en el que nos movemos, donde cada uno de nuestros movimientos pueden quedar expuestos”.

