La computación afectiva acortó la distancia entre la inteligencia de los robots y la humana. Pero sigue faltando un paso importante para que las máquinas lleguen a tener la capacidad de ser conscientes de sus propias acciones y de lo que son, como el ser humano. Un equipo de investigadores de la Universidad de Bielefeld hace un año demostró cómo un software era capaz de hacer consciente en alguna medida a su robot. Y han conseguido un avance tal que ahora Hector, un robot que tiene el aspecto de un insecto, puede verse a sí mismo de la misma manera en la que lo ven los demás. Ahora los investigadores están interesados en el desarrollo de habilidades que aparecen de repente, como la conciencia. Aún así, el proceso de construir una máquina con un sistema de pensamiento debe pasar varias etapas.