Como es de esperar, a medida que aumentan los celulares con acceso a la Web de alta velocidad, los operadores bajan las tarifas. Es por esto que los smartphones están llevando Internet a todos lados.
En la actualidad, alrededor de 1,5 millones de argentinos tienen un celular que les permite estar online en cualquier punto del país en el que se encuentren durante las 24 horas, siempre y cuando exista cobertura.
La conexión celular con mayor ancho de banda es el 3G (tercera generación). Llegó a la Argentina en 2007 y ya cubre las principales ciudades del país.
Pero las empresas de celulares no se conforman con brindar Internet a un teléfono móvil. Hace poco más de un año que las compañías celulares ofrecen también un “módem” USB para proveer a una PC o notebook del servicio de “banda ancha móvil”. Esto permite que en muchas ciudades del país pueda disfrutarse de Internet a velocidades que antes no se conseguían de otra manera.
Según la consultora Carrier y Asociados, en diciembre de 2009 habían ya 600.000 módems de banda ancha móvil en todo el país.
De que dependen los precios
En este negocio, no puede hablarse sólo de la ley de oferta y demanda, de la moda y de la popularidad y necesidad del servicio a la hora de fijar precios. Se agrega un componente que, mal regulado, es el fundamental causante de disgustos de usuarios: la disponibilidad y calidad del servicio. Las operadoras entonces, juegan con el precio para regular la demanda de datos. Si el servicio fuera demasiado barato, estaría sobrecargado y nadie podría navegar.
Para que esta suerte de ruta no sufra embotellamientos, las compañías manejan un delicado equilibrio que debería llevar a sumar nuevos clientes sólo cuando la red lo permita.
Peggy Johnson, vicepresidenta Ejecutiva para América e India de Qualcomm, una de las firmas que más impulso le da a la tecnología 3G, comenta que Argentina adopta las tecnologías muy rápidamente, por lo que éste tipo de conexión seguirá creciendo, a medida que se incorporen otros equipos que precisen el acceso, tales como el e-book Kindle (libro electrónico de Amazon).
Lo cierto es que la performance de estas redes ha aumentado, pero no al ritmo de la demanda. Con el surgimiento del iPhone, los usuarios ya no se conforman con chequear su correo por el celular, sino también ver videos en línea. Esto aumentó la exigencia de ancho de banda. Incluso las baterías bajaron mucho su rendimiento.
De todos modos, hoy en día ya se consiguen planes de 100 pesos que incluyen telefonía (voz), mensajes de texto e Internet permanente. Sin embargo, hay que entender que no todos los usuarios intensivos de smartphones necesitan una conexión de este tipo. Con velocidades de segunda generación (Internet GPRS o Edge) alcanza y sobra para enviar y recibir mails.

