La vida de Fabián Díaz está marcada por el sacrificio y el trabajo. La distrofia muscular de Becker que le descubrieron a los 12 años no le impidió nunca hacer una vida normal. El hombre a sus 55 años levantó a su familia a fuerza de trabajo pero hace 3 años que su negocio quebró y quedó postrado en una silla de ruedas. En la actualidad su enfermedad avanzó y necesita una silla de ruedas que su obra social no le cubre. Dice que con esa silla podrá nuevamente volver a trabajar, sentirse útil y levantar su negocio que quebró.

“Quiero volver a trabajar, es lo que me gustó hacer toda la vida pero hace 3 años que estoy metido en mi casa. Con esa silla puedo volver a trabajar, levantar mi negocio y de alguna manera ayudar con mi señora que hoy es el sostén del hogar”, cuenta Fabián Díaz, el hombre que a sus 55 años no pierde la esperanza de sentirse útil.

La distrofia muscular de Becker es un trastorno hereditario recesivo ligado al cromosoma X, está caracterizado principalmente por una debilidad en los músculos proximales de los miembros inferiores.​ A Fabián le detectaron la enfermedad a los 12 años. Dice que comenzó a tener caídas constantes y su forma de caminar llamaba la atención. Sus padres lo sometieron a una serie de estudios y finalmente una biopsia determinó el peor de los diagnósticos.

Para muchas personas la enfermedad podría haber resultado un golpe difícil de asimilar pero para Fabián no fue así. Si bien debió abandonar los estudios debido a que se le dificultaba demasiado movilizarse, comenzó a trabajar junto a su padre en un negocio de autopartes. Allí trabajó hasta los 22 años pero luego con ahorros se puso su propia rotisería donde él mismo amasaba y hacía las pizzas y los lomos.

La enfermedad continuó avanzando y cada vez le resultaba más difícil manejarse por sus propios medios fue ahí que decidió cambiar de rubro e inauguró un maxikiosco con cabina. Ya en silla de ruedas, Celia, su compañera de vida, fue clave para llevarlo y traerlo a diario hasta el negocio. Así, Fabián atendió su local 30 años atendiendo sentado en su silla de ruedas hasta que llegó la pandemia y a pesar de cuidarse con todas las medidas de protección, contrajo COVID, estuvo internado 30 días y cuando reabrió el local la crisis le pasó factura. Su negocio quebró y él quedó postrado en su casa. 

Hoy es su esposa quien se puso al frente del hogar pero Fabián quiere volver a trabajar. Dice que con una silla eléctrica postural TILT podría volver a movilizarse y con eso volver a trabajar. Su obra social (PAMI) le brinda únicamente la silla de ruedas con la que hoy puede movilizarse por dentro de su casa pero con la silla postural podría manejarse en el exterior y de esa manera cumplir con su objetivo que es volver a sentirse útil. “Hace 3 años que estoy encerrado en casa y quiero volver a trabajar, se que existe gente que me podría dar un trabajo. Sueño con poder levantar mi negocio”, expresa Fabián.

Su esposa y sus hijas Abril y Daniela iniciaron una colecta entre sus amigos y familiares para reunir fondos que le permitan adquirir esa silla eléctrica. “Con esa silla podría tener una mejor calidad de vida y seguir trabajando, eso es lo que siempre me gustó: trabajar. Además quiero darle una mano a mi señora que es la que hoy trabaja y hace todo por mí. Quiero seguir luchando y volver a sentirme útil”, expresó Fabián sin perder la esperanza de volver a trabajar a pesar de su condición.

PARA COLABORAR 

Todo, poco o mucho, es valioso para Fabián Díaz en su misión de adquirir la silla eléctrica postural. Para colaborar enviar al Alias: pollobricio

(Fabian Alberto Diaz – CVU: 0000003100034201734093)