A través de las redes sociales se han viralizado infinidades de propuestas de casamiento, pero justamente es eso, una declaración y posteriormente se da la planificación del evento. En esta historia, todo fue inmediato: Daniel Gómez (54) le hizo creer a su mujer, Eugenia Méndez (41), que iba a la boda de su amiga y en medio de la ceremonia, le propuso matrimonio y reveló que eran ellos lo que se casaban.
Toda esa locura fue pensada por Daniel y según lo que dijo a DIARIO DE CUYO, no hubiese sido posible si su familia y amigos actuaran con total complicidad. La historia comenzó hace 17 años y el promotor de esta romántica idea contó que él trabajaba de mozo para una empresa que lo mandó durante un tiempo a prestar servicio a una hostería de Valle Fértil. Allí conoció y se enamoró de Eugenia, quien había ido de visita al Valle: “Ella es sanjuanina pero al perder a su mamá a los 8 años fue criada por una tía en Buenos Aires. Cuando fue a visitar a su familia, ahí la conocí. Yo volví a la Capital y ella decidió venirse conmigo”.
Lo que sigue después fue la construcción de una familia. Tuvieron tres hijas y él pasó de trabajar en el Municipio de Valle Fértil a 9 de Julio y actualmente se desempeña en el área de Rentas. Por su parte, la flamante esposa no sólo se dedicó a la crianza de sus pequeñas Morena, Martina y Delfina sino que le quedan dos materias para recibirse de profesora. Esto motivó a Daniel a evitarle el estrés de organizar un evento: “Ella es una madraza y una excelente estudiante, por eso quise no sólo sorprenderla con esta propuesta sino hacerme cargo de todo”.
Cómo fue el inicio del plan
Daniel contactó a una amiga de ella y le comentó la idea, quedó asombrada y entusiasmada de ser parte de esta insólita propuesta. “Todos me ayudaron. Crearon un grupo, en el cual no estaba para no generar dudas porque participaban mucho ahí y había una persona que era la que me informaba lo que iban hablando. Yo mientras le decía a Eugenia que teníamos que ir a comprar los anillos porque iba a ser el regalo para nuestros amigos, ya que eramos los testigos”, amplió.
Su amiga hace tiempo le dijo que se casaba y le consultó si ella y su pareja podían ser testigos de la unión civil. Por este motivo, es que el proceso de presentar documentación no fue extraña, ya que como testigo debía aportar fotocopia de DNI y partida de nacimiento tanto de ella como de Daniel.
Paralelamente, amigas del profesorado y sus familiares le daban ideas a Daniel de centros de mesa, souvenir, decoración y demás preparativos.
El día de la boda
Fue el 6 de diciembre, ambos se prepararon con sus mejores pilchas y como eran testigos también llevaron a sus hijas que fueron espectadoras de la propuesta en la primera fila. Tras el llamado de la persona que los iba a casar, ingresaron todos y tanto Eugenia como Daniel se colocaron a los costados de los novios, quienes estaban sentados para firmar pero todo se paralizó cuando el mentor del sorprendente plan sacó de su bolsillo un papel, leyó un poema y le expresó su anhelo de casarse con ella.
Eugenia tenía los ojos vidriosos, no podía creerlo pero faltaba un escalón más. Su amiga se volteó y le dijo: “No es mi casamiento, es el tuyo”. Todos aplaudieron, Eugenia y Daniel se fundieron en un abrazo y se desarrolló la ceremonia.
El festejo también sorpresa
Cuando salieron del Registro Civil, Daniel le vendó los ojos y la llevó hasta una quinta del Médano de Oro donde estaban sus seres queridos esperando a los flamantes esposos. Ingresaron con una canción de Los Rancheros, bailaron el vals y lo que pasó después fue pura fiesta.
“Eugenia lo disfrutó y con eso ya di por cumplida mi misión”, cerró emocionado Daniel.