La Armada Argentina celebró recientemente el Día del Maquinista en homenaje al Suboficial Principal (post mortem) Maquinista Félix Oscar Artuso, quien integraba la dotación del submarino ARA “Santa Fe” durante el Conflicto del Atlántico Sur, en 1982.
Continuando su legado se encuentra el Suboficial Mayor Maquinista Juan José Méndez Marata, de 51 años y oriundo de la ciudad de San Juan, quien se desempeña como Suboficial de Destino en la División de Corbetas de la Flota de Mar.Incentivado por un grupo de amigos, a los 16 años se dirigió a la Delegación Naval San Juan. En ese momento había abandonado el colegio secundario y se dedicaba a cortar uvas y a efectuar trabajos de albañilería para ayudar a sus padres. “Vine a buscar nuevas experiencias sin saber lo que era el mar o un barco, y sin conocer lo que iba a ser de mi futuro debido a que en mi familia no existían antecedentes de integrantes en la Armada Argentina”, aclara.
Cinco de sus amigos se fueron a Mar del Plata persiguiendo el sueño de ser Infantes de Marina. Él eligió la especialidad de maquinista al postularse para el ingreso a la Escuela de Suboficiales de la Armada, que ocurrió el 6 de febrero de 1990.
“Somos el corazón del barco”, señala el Suboficial Mayor Maquinista Méndez Marata respecto a la importancia de su especialidad, que los obliga a saber hacer “de todo un poco” en máquinas para que el buque cumpla con su función vital que es navegar. Destaca que las máquinas son un mundo lleno de desafíos: “Nunca paran y quienes las hacen funcionar tampoco”.
Su primer destino fue el portaaviones ARA “25 de Mayo”; luego pasó por Servicios Municipales; la Escuela de Oficiales de la Armada- en tres periodos-; las corbetas ARA “Parker” y “Rosales”; el transporte multipropósito rápido ARA “Hércules”, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” y Capitanía de Puerto.
Otro paso importante para su carrera dentro de la Armada fueron las dos Campañas Antárticas de Verano que realizó a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar”, las 2005/2006 y 2006/2007. Allí cumplió el sueño de poder conocer ese continente.
De la segunda campaña guarda recuerdos imborrables. Habían estado cuatro meses en el continente blanco reaprovisionando las bases Esperanza, Jubany, San Martín, Primavera, Orcadas, Cámara, Petrel, Decepción, Melchior, Brown, Marambio, Matienzo y Belgrano II. Ya con rumbo a Buenos Aires, y próximos a concluir la Campaña Antártica de Verano 2006/2007, el compartimiento de generadores eléctricos del buque empezó a arder.
Méndez Marata afirmó que no hubo forma de apagarlo. “Había que salvar a la gente y fui uno de los últimos en desembarcar. Al caer al agua, activé el salvavidas y nadé hasta una de las balsas”. Sus 241 tripulantes pudieron abandonar el buque en 24 botes salvavidas y luego embarcar en un petrolero y dos pesqueros, que estaban en la zona y acudieron al rescate. Otra vivencia que lo marcó fue cuando estuvo en 2015 en la República de Haití cumpliendo Misión de Paz. “Me dejó la experiencia de un país muy sufrido, me impactó su manera de vivir. Todos los días viví situaciones inolvidables y también tristes, lo tomé como un desafío personal y profesional”.
En 2020 fue destinado al Hospital Naval Puerto Belgrano como encargado del Departamento General. La pandemia por el coronavirus lo colocó en la primera línea de batalla contra la enfermedad y lo mantuvo alerta las 24 horas. “Aprendí a trabajar en equipo con el personal civil sobre administración de recursos materiales y de personal”.
Su anteúltimo cargo lo desempeñó en calidad de suboficial de destino en la Escuela de Oficiales de la Armada, previo a estar destinado en la División de Corbetas.
Su infancia y su familia
Vivió durante su niñez en el Barrio Rivadavia de la provincia de San Juan. Realizó el Jardín de Infantes y su primer grado en la Escuela Blas Parera y luego pasó a la Escuela “Liceo Paula Albarracín de Sarmiento”, en el centro de la ciudad. Finalizó sus estudios primarios en la Escuela “Cornelio Saavedra” del Barrio Huazihul. A poco de haber comenzado la secundaria tuvo que abandonarla para salir a trabajar debido a que su padre, quien se desempeñaba en el Servicio Penitenciario, se jubiló.
“Mi madre era ama de casa y dedicó su vida a mi crianza y la de mis cinco hermanos; por eso, con mi hermano mayor, al ser los más grandes, tuvimos que buscar trabajo. Me dediqué al cultivo de uvas y a la albañilería antes de ingresar a la Armada”.
Recibió el apoyo de sus padres cuando se anotó para el ingreso a la Armada Argentina “Querían –dice emocionado- que sus hijos sean mejor que ellos y que forjen un camino, ya sea trabajando o estudiando una carrera. Por suerte pudieron verme con el uniforme”.
Juan José es hincha de River Plate y de San Martin de San Juan. Su pasatiempo es el fútbol, y en esta disciplina participa de un Torneo Interno en la Base Naval Puerto Belgrano. Además, forma parte de un grupo de running.
Asimismo, realiza trabajos de plomería y gas en viviendas de la ciudad de Punta Alta y la zona. “Son mi cable a tierra”, dice.
Cerrando un ciclo
El Suboficial Méndez Maratea transita su último año como integrante de la Armada Argentina, cumpliendo funciones como Suboficial de Destino en la División de Corbetas.
Llega temprano a su puesto de trabajo y da inicio a sus actividades, entre las que se encuentran la revisión de los mensajes navales, agendar reuniones y organizar los puestos de trabajo. Además, se encarga de la logística de las unidades que deben zarpar para realizar tareas de alistamiento y adiestramiento.
Juan José cumplirá 35 años de servicio el año próximo y disfrutará de su retiro compartiendo tiempo junto a su esposa y sus tres hijos: Micaela que es Licenciada en Enfermería, Luciano que estudia Logística y Morena Victoria que está terminando sus estudios secundarios. “Estuve muchos años ausente. Son cosas que golpean y hoy disfruto cada momento con ellos”.
Las máquinas y engranajes conforman el corazón de cualquier unidad naval, y quienes trabajan en él son los “cirujanos” que la operan. “Considero que todo lo aprendido a lo largo del tiempo, es de vital importancia para el desarrollo futuro de la carrera naval. Además, en todos los destinos que presté servicios encontré personas con gran calidez humana y excelentes principios”, agregó.
“La Armada fue mi casa, la que me cobijó y me hizo ser alguien en la vida, la que me dio valores. Le doy gracias por lo que soy, nunca me abandonó ni a mí ni a mi grupo familiar”.
Día del Maquinista de la Armada
Se instituyó en homenaje al Suboficial Principal (post mortem) Maquinista Félix Oscar Artuso, quien integraba la dotación del submarino ARA “Santa Fe” durante el Conflicto del Atlántico Sur, en 1982.
El entonces Suboficial Primero Artuso, siendo prisionero de guerra, el 26 de abril de 1982 recibió una ráfaga de ametralladora. En un episodio confuso, el guardia británico que lo custodiaba le disparó, creyendo que intentaba hundir la nave, causando su muerte.
Artuso está enterrado en el cementerio de Grytviken, siendo el único combatiente argentino cuya tumba está en las islas Georgias del Sur.
Fue condecorado con la medalla “La Nación Argentina al muerto en combate” y declarado “héroe nacional” mediante la Ley Nº 24.950, promulgada el 3 de abril de 1998, y corregida por la Ley Nº 25.424 del 10 de mayo de 2001, junto con otros combatientes argentinos fallecidos en la Guerra de Malvinas.
Su historia marcó la realidad de los maquinistas que realizan diariamente sus tareas en las unidades de la Armada y hoy su legado se mantiene en todos los buques de la Armada.
Fuente: La Gacetea Marinera