Ayer, el Centro por la Vida, dependiente del Ministerio de Salud, celebró su 30mo aniversario y, en este marco, dio a conocer algunos números sobre casos de adicciones en la provincia. Andrés Manini, director de esta institución, dijo que sólo el 30% de los adictos termina el tratamiento y se rehabilita. Y que esto se debe principalmente a la falta de apoyo familiar.

Andrés Manini dijo que el Centro por la Vida recibe por mes unas 350 consultas sobre consumo problemático, en promedio. Pero que, en tratamiento, hay 50 personas adictas. ‘Sólo un 30% de los pacientes completan el tratamiento y logran rehabilitarse. Es una situación que no se da únicamente en este centro, sino a nivel internacional. Y sus familias tienen mucho que ver con esto’, dijo el hombre.

Agregó que la deserción se da por muchas porque la familia del paciente también es adicta, lo que dificulta su tratamiento. Mientras que en otros casos se debe a la falta del apoyo familiar. ‘La familia es un pilar fundamental, tanto para el consumo problemático como para la rehabilitación. Muchas acompañan a los pacientes cuando deciden rehabilitarse, pero como a veces el tratamiento es largo, los dejan solos. Es que los familiares también deben continuar con sus vidas, sus trabajos, y no pueden dedicarle todo el tiempo necesario. O simplemente se cansan. Sin este apoyo es muy difícil que el adicto salga adelante’, sostuvo Manini.

El 9 de noviembre de 1994 el Centro por la Vida abrió sus puertas para contener, asesorar y brindar tratamiento gratuito a las personas con problemas de adicción. A lo largo de estos 30 años fue testigo de algunos cambios en cuanto al consumo problemático. Uno fue la baja en la edad promedio de inicio en el consumo de sustancias adictivas que pasó de los 16 y 17 años a los 13 y 14. Sin embargo, los pacientes que asisten al centro tienen entre 20 y 45 años, lo que muestra un cambio que preocupa. ‘De los 50 pacientes que asisten al Centro, el 90% es adicto a la cocaína. Recibimos muy pocas consultas por consumo de marihuana en adolescentes y esto se debe a que los padres quieren tapar el problema o, lo que es peor, naturalizaron el consumo de esta sustancia como también del alcohol y del tabaco. Ambos casos son una señal de alerta’, dijo Manini.

> Una difícil historia de superación

A Noelia no le titubeó la voz cuando dijo ‘llevo 9 meses limpia’. Es la frase que utilizó para comenzar a contar su lucha contra la adicción al alcohol, tabaco y cocaína, un combo que la tuvo un mes internada en el Servicio de Psiquiatría en el Hospital Marcial Quiroga, pero que fue el impulso para ‘renacer’. Quiso contar su historia para difundir el mensaje de esperanza a los adictos.

Esta mujer tiene 41 años y 3 hijos, y en el 2022 comenzó a drogarse. Aún no tiene en claro el porqué, sólo que no quiere volver a caer en este ‘infierno’. ‘Hace 8 meses que ingresé al Centro por la Vida donde sigo un tratamiento por voluntad propia porque quiero volver a hacer yo y a recuperar la vida que tenía y a mi hijo más chico. Se lo llevó su padre debido a mi adicción, es que a veces nos quedábamos sin comida porque me gastaba la plata en drogas. Creo que las malas juntas, la calle y algunos momentos de tristeza me convirtieron en adicta. No quiero volver a esa vida por eso no voy a parar hasta rehabilitarme’, sostuvo.