Batallando contra el tiempo, así están los papás de Beltrán Romero, un bebito sanjuanino de 2 meses de vida que necesita un estudio de alta complejidad para que los profesionales de la salud, del Hospital Italiano de San Justo, determinen qué tiene. Según lo que relató Ismael Romero (32) y Melisa Acosta (28) a Diario de Cuyo, Beltrán nació el 12 de marzo, en el Sanatorio Argentino y por un cuadro de bilirrubina e hipotonía (disminución de la resistencia al movimiento pasivo de las articulaciones, la cual comprende un grupo amplio y heterogéneo de condiciones que afectan tanto al sistema nervioso central como periférico) debió ser ingresado a Neonatología.

El pequeño permanecía con asistencia de oxígeno y fue derivado para someterlo a un examen genético al Hospital Italiano de San Justo. Fue trasladado en avión sanitario, a pocos días de haber nacido y hasta ese momento, la obra social Federada Salud se hizo cargo pero una vez en el nosocomio, los trámites de autorización no avanzaron más.

Beltrán al cumplir dos meses de vida.

Según Ismael, hace 50 días aproximadamente, impusieron un recurso de amparo para poder obtener una respuesta de la obra social, que tiene sede central en Santa Fe. “Estamos pagando entre 30.000 y 40.000 pesos por día de alojamiento para poder estar cerca de Beltrán mientras él permanece internado. Ese estudio genético determinaría qué tiene y podría salvarle la vida si existe tratamiento”, resaltó.

El problema que envuelve a los padres del bebé de dos meses es el tiempo. Beltrán a veces está estable y cuando notan un avance, sufre crisis y entra en paro. “Intentaron sacarle el respirador y no lo tolera. Una especialista en Neurología nos informó que por su experiencia, Beltrán podría tener Miastenia gravis (enfermedad es ocasionada por una interrupción en la comunicación entre los nervios y los músculos) pero sin un análisis exacto no pueden iniciar el tratamiento”, dijo preocupado.

Pese a su corta edad, Beltrán continúa luchando mientras la obra social no da respuesta ante el reclamo de sus padres para autorizar el estudio que cuesta millones. “No tenemos ese dinero y estamos a contrarreloj. Está en riesgo la vida de nuestro hijo”, sentenció.