Guadalupe Aballay tiene 7 años y junto a sus primos duerme sobre unos colchones que fueron puestos arriba de unos fardos de pasto, para evitar que estén en el suelo, "por miedo a los bichos". Uriel Cornejo tiene 5 años y duerme adentro de una carpa de camping que le fue donada a su familia luego de que una retroexcavadora les sacara los restos de su rancho. Al igual que ellos, hay cientos de niños y adultos que aún no tienen dónde pasar la noche, luego de que el terremoto les derrumbara o dañara gravemente sus casas. DIARIO DE CUYO recorrió ayer nuevamente algunas zonas de Pocito y ahí se pudo observar que hay carpas multiuso (que fueron puestas por autoridades departamentales), carpas de camping y muchísima gente que sigue pasando el día y la noche en la banquina o sobre el pavimento, porque no tiene otro lugar para dormir.
Por calle Aberastain, a pocos metros de 15, la postal no cambió mucho en relación a los días anteriores de esta semana. En una de las orillas de la calle ya no hay escombros, pero sí hay un gran campamento de niños y adultos. Ahí, los vecinos más perjudicados por el terremoto armaron las carpas sobre la tierra, donde antes tenían sus humildes casas. "Mis hijos durmieron ahí y mi marido y yo afuera porque no entramos todos. Un amigo nos prestó una mesa, una silla y un lavatorio para que le pueda lavar la cara a los niños", dijo Cintia Leiva, una de las afectadas, mientras que Michel Campillay comentó que ahora al menos tienen un baño químico para las familias de la zona.
Mientras este grupo reducido de vecinos vive como dentro de un camping, porque hasta armaron unas piletas de lona que se salvaron del terremoto porque estaban en el patio de las casas, hay muchos más que siguen su peregrinar en la calle. "Estamos durmiendo donde podemos, en la vereda, la calle o en el descampado -que está frente a la hilera de ranchos caídos-. Sabemos que hay lugares en los que la municipalidad instaló las carpas blancas grandes pero no podemos ir a dormir ahí porque tenemos los pocos muebles que salvamos en la calle. Ahora nos bajaron los ranchos y nos dijeron que nos tenemos que ir, pero no tenemos a dónde", dijo Florencia Guevara, otra de las mujeres afectadas por el terremoto.
Al igual que ella, otras personas de la zona hablaron de esas carpas, que el municipio dijo que instalaron de manera estratégica, y comentaron que no las usan por esa misma razón: miedo a dejar en las noches lo poco que tienen en la calle y que se los roben. "Además, es imposible dormir ahí, con el calor que hace", agregó María Ruarte, una de las mujeres que viven en el asentamiento que está al oeste de Aberastain, por calle 16, donde las 4 carpas que puso el municipio permanecen vacías en todo momento. La ausencia de gente no es lo único que se ve en esas carpas de campaña. En la zona de El Abanico, los integrantes del merendero Diego Armando Maradona aprovecharon ese lugar que nadie ocupa para guardar alimentos, ropa, elementos de higiene y hasta las ollas en las que hacen desde el desayuno hasta la cena para las familias más perjudicadas por el terremoto. En el mismo sentido, el intendente de Pocito, Armando Sánchez, dijo que debido a que las carpas de campaña no son usadas por los vecinos (ellos las habilitaron para que duerman sólo niños y mujeres) fueron retiradas de algunas zonas. "Además, hasta nos robaron los focos, los cables y las pintaron con aerosol", agregó el funcionario pocitano y explicó que en otras zonas las carpas siguen habilitadas.