Llegó a la Corte de Justicia sanjuanina identificándose como apasionada por la lucha de los derechos de las mujeres y hasta hoy está a cargo de la presidencia de ese cuerpo colegiado (por el receso invernal), un puesto que nunca había sido ocupado por una mujer. Ella es Adriana García Nieto, y habló en exclusiva y por primera vez sobre la perspectiva de género en la justicia, a días de haberse producido un macabro crimen que, se investiga, habría sido perpetrado por un hombre contra su pareja. Se definió como feminista, pero no de las que “pisotean los derechos del hombre” y dijo que a pesar de que en la provincia se avanzó mucho en esta temática, aseguró que falta mucho por mejorar para que hombres y mujeres sean tratados de igual a igual.
-¿Qué es la perspectiva de género para la Justicia?
-En la Justicia tomamos decisiones que tienen que ver con miembros de la sociedad, entonces por qué no tener una mirada integral de las personas. La perspectiva de género no es ideología de género. Se trata de ir un poco más allá y ver a la persona y la dignidad de ese humano.
-¿Se aplica en San Juan?
-Es un proceso y estamos en camino. Creo que avanzamos fuertemente en esta mirada. Tenemos que lograr mirar al otro desde su condición, de manera integral y no con estereotipos. No tenemos que encasillar al otro, tengo que mirarlo como es. Cuando voy a decidir tengo que ver integralmente todo lo que ocurre alrededor de él. En San Juan sí se aplica, pero no es suficiente, siempre nos hace falta más y estamos creciendo. No creo que nadie se rehuse a aplicar la perspectiva de género, pero hay mucho temor porque se cree que uno está detrás de determinada ideología cuando se habla de perspectiva.
-¿Hay muchos machismo en la Justicia local?
-Sí, pero creo que ahora se ve más porque podemos catalogarlo. A las mujeres nos hace falta que se reconozca que llegamos a determinados lugares por lo que caminamos, valemos, estudiamos y nos esforzamos. Debemos entender que no alcanza con llegar a puestos que fueron ocupados por hombres, sino que tenemos que marcar el trabajo, y la diferencia no es contra el varón, sino junto al varón. Esa es la diferencia con la ideología de género. Las mujeres nos merecemos seguir ocupando cargos jerárquicos. Sin embargo, creo que el foco hay que ponerlo en qué hacemos y de qué manera lo trabajamos. Creo que lo ideal es un Poder que esté equilibradamente compuesto, pero sobre todo pienso que quienes ocupan los lugares deben tener la mirada de perspectiva. Es decir, no hay que fijarse si el otro es varón o mujer, sino en que podamos sentarnos de igual a igual y que todas las decisiones sean válidas.
“Las capacitaciones no son obligatorias, pero vemos que hay un gran interés”.
-¿Cómo se capacita al personal para aplicar la perspectiva de género?
-Desde el Poder Judicial tomamos la iniciativa de capacitar a todos los empleados en perspectiva de género. La idea es sacarnos estos estereotipos. Primero decimos que perspectiva no es una mala palabra. Es que si queremos tener sentencias con perspectiva de género tenemos que hablar de perspectiva de género. Lo que hacemos es sentarnos a reflexionar y mirar desde la propia realidad qué cuestiones estamos estereotipando. Queremos que se empiece a ver que la mujer es capaz de hacer las mismas cosas que el hombre y viceversa. Queremos que se dejen de lado algunas cuestiones que en determinadas situaciones judiciales a veces se consideran, a veces sin querer. Por ejemplo, hay veces que se hace hincapié en cómo iba vestida la mujer antes de lo que le pasó, lo que dijo o respondió, qué hacía sola a esa hora. Buscamos que no se ponga el foco en esos estereotipos, sino que se comprenda que nadie tener derecho a hacer sufrir a otro. Esto va más allá de cada género, pues pasa igual si la víctima es un hombre. Socialmente pareciera que el hombre nunca es víctima, pero hay veces que hasta es víctima dentro su mismo género, por ejemplo cuando va a denunciar. Y nosotros tenemos que verlo de la misma manera que al caso de una mujer.
-¿Qué siente cuando ocurre un femicidio?
-La primera sensación que siempre tengo es que todo lo que hacemos nunca es bastante. Siento mucha impotencia y no por mi lugar en la Corte sino como mujer. Somos conscientes de lo mucho que hacemos como Estado. Nos duele, por todo lo que trabajamos.
“Visibilizando la perspectiva de género y su problemática, vamos a minimizar la violencia”.
-¿Considera que los casos locales de femicidios fueron bien resueltos?
-Yo no puedo opinar respecto a eso. Hay que ver y analizar caso por caso porque el agravante de femicidio es muy particular. Es necesario saber si hubo odio o alguna cuestión de género. Cuando hablamos de homicidio demostramos que el otro mató y eso es suficiente, pero al hablar de femicidio no tenemos cuestiones objetivas o concretas. Pero creo que cada vez estamos mirando más, pero no es suficiente. Las convenciones nos piden que miremos todo, que veamos las circunstancias y a las personas. Hay veces que hay correrse del hecho puntal y tenemos que ver la historia de cada caso. Esto es lo que tenemos que aprender a mirar.
-¿Por qué en los casos más mediáticos las sanciones siempre parecen poco?
-Queda una insatisfacción porque muchas veces se genera una expectativa, pero la gente tiene que saber que la verdad está en el expediente y en las pruebas que tenemos para resolver. Lamentablemente, no siempre lo que dice el expediente, las pruebas y la ley dan respuesta a lo que la sociedad espera. Además, hay falta de comunicación. Si no comunicamos dejamos que el otro saque sus propias conclusiones. Tenemos que decir por qué nos basamos en tal o cual artículo para decidir; y debemos decirlo de una manera clara. Cómo podemos querer que se acepte lo que se sancionó si no se entiende. Creo que el Poder Judicial falló durante mucho tiempo en no comunicar. Es cierto que los jueces hablamos con las sentencias, pero también es cierto que cuando no hablamos decimos mucho más. Tenemos que aprender a comunicar, que no significa justificar la decisión que tomamos. Hay veces que nos damos cuenta que no estamos dando respuestas, pero llegamos hasta donde la ley nos deja.
“La Justicia abrió las puertas para las mujeres, ahora debemos ver qué aportamos”.
-¿Se considera feminista?
-No soy de las feministas que conocemos actualmente, pero nadie puede poner en duda lo que lucho cotidianamente por el lugar de las mujeres. Todos los días trabajo por decir que mi opinión vale. No permito que ni en chiste hagan comentarios que denigren o menoscaben a una mujer. Pienso que no queremos ser noticia por estar en tal o cual lugar. Yo trabajo fuertemente por visibilizarnos, pero creo que también tenemos que evitar convertirnos en el hombre contra el que hoy luchamos. Justamente tenemos que hacer la diferencia. Somos capaces de ir un paso más, tenemos que trabajar por la adquisición de los derechos, sin necesidad de pisotear los derechos del hombre. La mujer es capaz de hacer eso y mucho más, y para mí ese es el método. Podemos convencer y persuadir porque tenemos ese don, sin necesidad de menoscabar al otro. Entonces si hablamos de la lucha por los derechos de la mujer sí soy feminista, pero si hablamos sobre un feminismo a ultranza que llega a los extremos y que desconoce al otro, no soy feminista. Yo sí soy feminista pero no al extremo de no respetar al hombre.
-¿Considera que el feminismo que vemos actualmente es necesario o es exagerado?
-No estoy en contra del objetivo del feminismo, pero creo que hay modos que no son necesarios. Me parece que sacan el foco al objetivo. Cuando quiero lograr algo, debo pensar cómo. Pienso que es innegable la necesidad de la lucha por los derechos de las mujeres y por eso hay que trabajar y luchar. Cada vez que a alguna mujer se le hace algo tenemos que salir todos y esto es un logro, porque hoy tenemos. Hoy estamos unidas para defendernos, pero siempre digo que el fin no justifica los medios. No me puedo llevar puesto a todo el mundo. Hay ciertos objetivos planteados por este feminismo que comparto, pero hay otros que no. No me gusta para nada cuando se mete todo y todo se justifica o quiere justificarse detrás de los objetivos de las mujeres. Estamos haciendo lo que no queremos que nos hagan, estamos llevándonos puestos a los demás y estamos invisibilizando al hombre. Estamos atacando. En esos momentos el objetivo pasa a ser que yo valgo y el otro no. Pero todos valemos. Yo soy jueza de hombres y mujeres por igual.