Casi simultáneamente, Domingo Faustino Sarmiento reapareció a través de cartas totalmente inéditas de su autoría en dos establecimientos con destacada impronta histórica y cultural. Uno es la sede central de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), que inesperadamente halló un tesoro de documentos en su sótano que incluyen correspondencia del prócer. De este hallazgo dieron cuenta los medios nacionales y se supo en todo el país. Aparte, estuvo el descubrimiento de la segunda joya, que aún no se difunde públicamente: lo hizo la Escuela Normal 1 de Buenos Aires, entidad que puso en valor y digitalizó los escritos del Maestro de América.

En exclusiva, DIARIO DE CUYO accedió a los añejados papeles en los que se visualiza claramente la letra de Sarmiento, prolija, cursiva y adornada, que transmite la preocupación del sanjuanino por el estado de la educación en la capital y en el país, su minucioso seguimiento del tema, en inglés y castellano, desde Buenos Aires, EEUU y hasta altamar.

El presidente de la SADE, Alejandro Vaccaro, explicó a este medio que el descubrimiento de este patrimonio cultural tuvo algo de azaroso y algo de propio olfato investigador: "Hace treinta años que me dedico a investigar la vida de Borges, estoy siempre detrás de los papeles, reviso los forros de los libros, y siempre tengo la sensación de que voy a encontrar algo; de estas carpetas se veía apenas los lomos, estaban apiladas y me parecieron curiosas, abrí una y encontré una carta manuscrita, calculamos que hay cerca de 2.000".

Lo insólito de este hallazgo es que si bien no estaba inventariado, el contenido de cada carpeta está extremadamente ordenado y titulado, cada una tiene 31 compartimentos y por eso la SADE puede hacer un cálculo aproximado de la cantidad de documentos. Si bien abrieron pocas, hace poco más de una semana, los primeros registros muestran material de Sarmiento donado por Carlos Sánchez Viamonte, que datan de 1866 y 1868.

Específicamente, en una carta fechada el 25 de marzo de 1866 Sarmiento se dirige a Manuel Passos desde Nueva York, a quien le pide detalles sobre las situación educativa nacional y provincial; también escribe a otro amigo, Ambrosio González Moreno, al que solicita le cuente el estado de los edificios educativos desde 1860, y le haga "un informe sobre el número de escuelas y niños en 1864 con todos los pormenores", según indica el mensaje.

"Sarmiento es uno de los genios que dio el siglo XIX, sus obras reflejan su personalidad y visión de la vida, es increíble su alcance, fue realmente un visionario, por eso inauguramos hace un mes la cátedra que lleva su nombre y viernes por medio hay reunión de sarmientinos en la SADE", opinó Vaccaro, quien destacó una correspondencia que el educador escribió a bordo del Merrimack, en 1868, cuando volvía de EEUU, donde se había desempeñado como embajador, para asumir su Presidencia y reemplazar a Mitre.

En la carta están transcriptos versos de Laura Porter, que obsequió al gran maestro en su cumpleaños. Tiene el sello de Presidente de la República y describe que Sarmiento está en el buque de antaño, alimentado por una máquina de vapor, navegando "bajo el Ecuador".

Por otro lado, la comunidad educativa de la Escuela Normal 1 de Buenos Aires puso en valor una colección de 26 cartas de Sarmiento en su época de Director General de Escuelas de la provincia, con Emma Nicolay de Caprile, la fundadora y primera directora de la instrucción, durante 1784 y 1884, una polaca a quien el sanjuanino conoció en EEUU y habría recomendado para que dirigiera el establecimiento.

El material corresponde al período comprendido entre febrero de 1876 y 20 de enero de 1881 y se refiere a becas, recomendación de alumnas, inventarios de asistencia, textos de instrucción utilizados, nombramiento de personal, entre otros temas.

En las cartas, el educador le solicita a Caprile le brinde información sobre las becas disponibles, le comunica designaciones de profesores de dibujo y lo que van a cobrar mensualmente, le pide datos estadísticos de la escuela normal, y dispone que las alumnas del establecimiento costeen sus libros, menos las exentas por el Consejo de Educación.