Desde hace cinco años viene aumentando la cantidad de adolescentes que tienen problemas con el alcohol y que buscan escapar de la problemática, por ello solicitan asistencia en los centros de autoayuda. Ahora chicos de sólo 12 años que ya tienen problemas de alcoholismo participan en las terapias de grupo, tanto las que brinda el Estado, como Alcohólicos Anónimos (AA).
Los especialistas destacan que en San Juan no hay internación gratis para niños con este problema. Antes, los más jóvenes que participaban de terapias tenían 25 años. Sebastián Fonzalida, el padre ebrio que llevaba a su hija de un año y medio en bicicleta, cuyo caso causó conmoción, comenzó a tomar a los 12.
‘Los chicos vienen por iniciativa de sus familiares, pero es positivo que acceden a hacer terapia. Eso implica que asumieron que tienen una adicción, el primer paso y el más importante para un tratamiento exitoso’, dijo Celina Gómez, del Centro por la Vida, dependiente del Ministerio de Salud.
Los coordinadores de las reuniones de AA también dijeron que desde hace unos 5 años asisten a chicos cada vez más jóvenes con problemas de alcoholismo. Agregaron que desde entonces participan en la terapia de grupo chicos de 16 y 17 años, mientras que antes los más jóvenes tenían más de 25. ‘Antes sólo trabajábamos con mayores de edad y algunos adultos mayores, pero ahora también con adolescentes que padecen esta problemática. Eso nos obligó a adecuar las reuniones y hacerlas más amenas y descontracturadas para poder integrarlos al resto del grupo sin que se sientan incómodos o fuera de lugar. Lo bueno es que los adultos que participan los contienen’, dijo Mario Esteban, de AA.
Tanto los chicos que buscan ayuda en el Centro o en AA, comparten algunas características comunes, según dijeron desde ambas entidades. Son chicos de diferentes clases sociales que se iniciaron en el consumo de alcohol alentados por el entorno, que buscan ayuda impulsados por sus familias, y a los que les cuesta seguir una terapia de recuperación. Agregaron que es común que estos adolescentes deserten de los grupos de autoayuda por un tiempo, pero que terminan regresando porque son más fuertes sus ganas de abandonar el vicio que las de seguir con él.

