A David Páez no le hace falta demostrar nada. Pero él sigue para adelante, siempre con una profesionalidad que da gusto y admiración. Es indudable que todavía siente fuerzas para jugar. Sino, no lo haría. ¿Juega por dinero? De ninguna manera, porque se trata de una persona consolidada, con una familia unida y de buen pasar. ¿Lo hace por aumentar su ego? Tampoco. No tiene que demostrar nada. Ganó un sinnúmero de títulos con el Barcelona, el equipo más poderoso del mundo. Es admirado en todos lados. Idolatrado en San Juan, su cuna. ¿Entonces por qué se mete en nuevos desafíos? Porque ama el hockey. Porque sin él, no se siente pleno. Por eso dice que jugará hasta que le dé el físico.