San Juan, 17 de agosto.- Juan José Cabañes es un joven de 36 años que quedó paralítico poco antes de cumplir 8 años, cuando fue embestido por un automóvil en calle Republica del Líbano y Clemente Sarmiento, cerca de la casa de sus abuelos. Su vida no fue fácil, su madre ahora fallecida, los abandonó a él y a su hermana cuando apenas tenía 5 años. Siempre vivió con sus abuelos paternos ya que su padre se instaló en Buenos Aires para trabajar y esporádicamente volvía a la provincia.

Hoy en día Juan José vive solo y con su pensión logró alquilar un monoambiente en las inmediaciones del Centro Valenciano. Apenas le alcanza el dinero para pagar la vianda de todos los días, ya que no tiene cocina y tampoco puede conservar las comidas porque no posee una heladera.

“En este momento estoy viviendo solo porque mi familia no puede darme una mano. Mi mamá falleció pero en realidad no tuve mucha relación con ella porque nos abandonó a mí y a mi hermana cuando tenía 5 años. Vivíamos con mis abuelos porque mi papá se fue a Buenos Aires a trabajar”, contó el joven a Diario de Cuyo Online.

“Por diferencias con respecto a un arreglo extrajudicial al que llegue con la persona que me atropelló, mi padre se alejó también un poco de mí. Anteriormente, me había dejado acá, viviendo en la casa que me alquila el señor que me accidentó con su ahora ex pareja y mi otra hermana, pero por la mala relación me tuve que ir de allí. Cuando me fui paré en la casa de mi hermana en el barrio San José pero no pude seguir ahí porque yo sé que viviendo en otro lado tengo que aportar pero una cosa es ayudar y otra es que se quieran abusar de lo que a mí me corresponde”, argumentó.

Luego del accidente, Juan José, quien no contaba con una obra social, fue sometido a varias intervenciones quirúrgicas y la última fue hace tres meses en el Marcial Quiroga en donde se le realizó un una limpieza por las escaras que se le formaron, ya lastimadas, y para someterlo a un estiramiento de miembro, ya que se encogieron lo músculos, nervios y ligamentos al estar siempre acostado en la misma posición. Pero el problema es que al contar con escasos recursos, no puede costear un enfermero que le realice las curaciones día por medio como le prescribieron y las heridas de la operación aún las tiene abiertas.

“Mis gastos son los $1.100 del alquiler de esta casa con luz y agua incluida, la comida del mes que son las vianditas del almacén de la esquina en las que gastó $20 diarios, pagar el celular que debo tener por si me llega a pasar algo y los remedios, y no tengo para más”, aseguró Juan José.

“Sólo necesito tener a alguien que me ayude a hacerme las curaciones, que venga aunque sea dos horas en el día y me ayude. Hace dos semanas, volví al hospital y la doctora me preguntó quién se encargaba de curarme y le dije que lo hacía yo como podía porque no estoy en posición de pagarle a alguien para que venga día por medio a hacerlo”, manifestó.

El joven vive en su cama y mantiene todo lo que necesita a su alrededor, le prestaron un televisor y su único contacto con el mundo, además de cuando puede salir en su silla de ruedas, es a través de una computadora con internet.

Solidarios invaluables

Hay un pequeño grupo de personas que conoció a Juan José e intentó ayudarlo a mejorar su calidad de vida. Uno de ellos es Sergio quien trabaja de remisero y le hace precio en los pasajes, y en ocasiones pasa por la casa del joven para ayudarlo a higienizarse ya que debe usar pañales y tiene permanentemente una sonda que puede vacía en baldes que están alrededor de su cama.

Sergio también realizó algunas gestiones en la Dirección de Discapacidad para que el joven pudiera alojarse en un albergue pero en la provincia aún no hay una infraestructura que contenga a las personas con este tipo de situaciones. Por otro lado, ambos contaron que se mantuvieron charlas con el personal del Profe (Programa Federal de Salud) y se inició un expediente para conseguirle un acompañante terapéutico pero sólo recibieron una negativa, por lo cual deberán realizar nuevamente el pedido.

“En el Profe me dijeron que no les correspondería aparentemente conseguirle una persona que lo ayude. Me fui a la dirección de Discapacidad y pero no tuvimos aún respuesta a su situación”, contó el remisero.

Por otro lado, a Juan José le prescribieron sus médicos un colchón ortopédico pero el mismo tampoco está al alcance de sus recursos.

Finalmente, el joven discapacitado sostuvo “lo que necesito principalmente ahora es un asistente terapéutico o un enfermero, alguien que me ayude con el tema de las curaciones. Intento curarme solo pero estoy a las tanteadas y hago lo que puedo”.