Tenía un buen trabajo. Una familia bien constituida y todo lo necesario para ser feliz. Pero dice que esos tiempos quedaron en el pasado y desde hace 15 años vive en la calle juntando las monedas para poder comer. Esta es la historia de Walter Alfredo Vilchez (55), un ex policía que eligió vivir como vagabundo en la zona de la Terminal de Omnibus para no molestar a nadie, según afirmó. Esto sucedió luego de separarse de su mujer en Río Negro. Pero este hombre no es el único que optó por este estilo de vida. Según la ONG Red Solidaria, al menos hay 6 personas más en la misma situación (ver recuadro).
‘Hace 15 años regresé a San Juan y desde entonces vivo en la calle. Yo tengo un hijo acá, Oscar. Él muchas veces me ha dicho que vaya a su casa, pero yo no quiero molestar a nadie. Igual, de vez en cuando voy a visitarlo y estoy ahí con su familia‘, contó el hombre de 55 años, quien también agregó que ‘para ir a la casa de mi hijo tengo que estar bien afeitado y muchas veces no alcanza con la plata que hago cuidando los autos. Me gusta estar bien cada vez que voy, tengo nietos y no quiero que me vean así, me da vergüenza‘.
Walter usa el baño del Servicio de Urgencia del Hospital Rawson para hacer sus necesidades y pagando cinco pesos, se baña en la Terminal. Ahí mismo también duerme, siempre y cuando los guardias de turno se lo permiten, si no lleva sus pocas cosas hasta calle General Paz y Pueyrredón. Allí acomoda un colchón debajo de un árbol y duerme junto a otros tres indigentes más que están en la misma condición.
‘Son muchos años viviendo en la calle, pasando frío, calor, pero te acostumbrás a vivir sin reglas y después se hace complicado estar en algún lugar. Esto es feo y no se lo recomiendo a nadie, pero es lo que me toca y le hago frente. Cuidando los coches sacó entre 20 y 30 pesos diarios, que sólo alcanzan para comer algo. Con otro amigo que está en la misma situación que yo, vamos a una bodega abandonada y ahí nos preparamos el almuerzo‘, dijo Walter, al ser consultado sobre por qué no pasa la noche en el Hogar Madre Teresa de Calcuta, que está preparado para los sin techo (ver aparte).
Walter tomó la dura decisión de dejar Río Negro, donde trabajaba como oficial de Policía, luego de separarse de su mujer. Dejó seis hijos y las ilusiones de volver a empezar, según contó con la voz entrecortada. ‘Tenía una buena vida y me iba muy bien. Podía trabajar, algo que ahora no puedo hacer por un problema que tengo en la columna. Era feliz. Hoy la vida me tiene acá, viviendo en la calle y no me quejo‘, dijo, sin dar más explicaciones sobre los motivos que lo hicieron cambiar radicalmente de vida.

