�El edificio del viejo matadero municipal, con el paso del tiempo, quedó en el corazón de una zona residencial y a lo largo del tiempo ha acumulado decenas de quejas de los vecinos de las barriadas cercanas, principalmente por los malos olores que emana. Actualmente, aunque no es riguroso el cronograma, faena tres días de la semana entre 120 y 150 por jornada, acumulando una labor semanal de no más de 350 a 370 animales mensuales, y a veces trepa a 600, cuando en el año 1996 esa cifra llegaba a unos 900. 
Trabajan unas 75 personas, que con el nuevo matadero serán absorbidas. La hacienda en pie que llega es poca debido a lo precario de las instalaciones, aunque de igual manera le demanda una gran erogación de dinero al municipio capitalino. El edificio cuenta con la habilitación del Senasa y que hace unos tres años fue objeto de algunas mejoras, ya que se encontraba en pésimas condiciones.