El ruido de las ruedas de las valijas fue, por momentos, el sonido más escuchado en el ingreso al Auditorio Juan Victoria. Es que muchos de los participantes del V Congreso Mundial de Niñez y Adolescencia decidieron asistir al cierre de ayer con el equipaje listo para luego volver a sus casas.
Si bien el marco de público esperado para el último día no fue el esperado, ya que no asistieron los cerca de 10.000 participantes, los que estuvieron presentes ayer, fueron en su mayoría personas de otras provincias. Es por esto que fue común verlos con los bolsos colgados sobre sus hombros y con cara de cansados.
Además de los equipajes, la mayoría de las personas que concurrieron al cierre llevaron el mate para hacer la jornada más amena, aunque debieron tomarlo en los jardines del Auditorio, ya que no los dejaron ingresar con bebidas ni comidas.
‘Nos vamos felices por la calidez de los sanjuaninos. Todos nos atendieron excelente. Y además de la amabilidad de la gente es importante destacar la ciudad, que es muy bella’, dijo Maira Segura, de Catamarca, que llegó a San Juan en una comitiva del Ministerio de Desarrollo Social de su provincia. Estos participantes fueron algunos de los que asistieron con los petates listos para el regreso después de 5 días fuera de su tierra.
En los pasillos del Auditorio la gente que no pudo ingresar a la sala principal disfrutó de las palabras de las autoridades. Ahí la emoción y la alegría de las personas que participaron llegaron al punto culmine cuando dos jovencitas leyeron las conclusiones del I Congreso Nacional de los Niños, que se realizó en simultáneo en el Predio Ferial. En ese mismo momento, el bullicio de más de 1.000 niños hizo que los pelos se pusieran de punta mientras todos juntos coreaban ‘Argentina, Argentina’.
Si bien el Auditorio fue el epicentro del último día, otros de los escenarios previstos para el cierre fue el Estadio Cerrado Aldo Cantoni. Estuvo preparado para que los que no tuvieran lugar en el Juan Victoria pudieran disfrutar, a través de una pantalla gigante, del cierre. Los organizadores dispusieron cerca de 500 sillas para que la gente estuviera cómoda. Sin embargo las voces de los funcionarios que salían por los parlantes hicieron eco en el interior del estadio, ya que sólo usaron estas instalaciones 12 personas. Las sillas vestidas de negro y las tribunas impecables, después del show musical del jueves en la noche, estuvieron vacías, mientras que los aplausos que se oían por la transmisión, brillaban por su ausencia. La poca cantidad de asistentes hizo que se notara que hubo más personas encargadas de la seguridad del lugar, que participantes.
Otras de las postales comunes en el cierre fue ver a los asistentes de distintas provincias intercambiando números de teléfono o mails para seguir en contacto. ‘Conocimos gente interesante con la que podemos seguir trabajando’, dijo Romina Hernández, de Jujuy.

