La uva de mesa es otro de los sectores dentro de la vitivinicultura que ha ganado un espacio a nivel internacional. Si bien su historia también data de años, fue con la reconversión vitivinícola la que le dio a este sector la posibilidad de contar con la materia prima que el mundo demandaba.

Entre 1985 y 1988 comenzaron los cambios más importantes, no obstante muchas de las exportaciones seguían siendo de uva de las variedades Alfonso, California, Cereza y otras que luego fueron reemplazadas por la Superior, Red Globe, Flame y hay otras de menor importancia en cuanto a volumen como la Sultana, Victoria y algo de Emperador y California.

Una comparación que grafica el crecimiento es el millón de kilos que se comercializaban hace 18 años, contra los 80 millones de kilos de la temporada 2006-2007.

Lamentablemente este año cayó a 47 millones de kilos en todo el país, con una participación de San Juan del 90 por ciento.

El dato comparativo, si bien es importante a nivel local, no lo es comparado con su principal competidor, Chile, que comercializa 800 millones de kilos.

San Juan cuenta en la actualidad con alrededor de 7 mil hectáreas con vides de mesa, una cantidad que permitiría una comercialización de 150 millones de kilos de uva, pero que no pueden ser alcanzados porque las condiciones arancelarias y de costos no les permiten ser competitivos.