Más de 15 años sufriendo los golpes que su marido borracho le propinaba, llevaron a que Laura Álvarez usurpara una unión vecinal de Chimbas para asentarse junto a sus 7 hijos en un sitio bien lejano de ese panorama. Viven sin agua, sin luz y duermen todos juntos en 3 colchones en una piecita en donde el olor a humedad impregna el olfato. Pero así y todo dice que es mejor estar en este lugar precario en donde sólo tienen letrinas, que conviviendo con la violencia diariamente. Desarrollo Humano le ofreció a Laura llevarla a un hogar en donde viven mujeres con situaciones parecidas a la de ella, pero rechazó la propuesta porque quiere que le den casa.

“Mi marido me pegó durante 16 años y cada vez que lo denunciaba lo metían preso 2 o 3 días y volvía con más ganas de pegarme”, contó Laura Álvarez. La mujer de 35 años vive con 2.500 pesos que obtiene de la Asignación Universal por Hijo. “Es poca plata para mantenerme con mis 7 hijos menores, pero prefiero vivir así que seguir soportando el maltrato. Ahora mis hijas más grandes consiguieron trabajo para poder ayudarme”, contó la víctima de violencia de género.

Laura se mudó con Silvana de 17 años, Micaela de 15, Agustina de 13, Mauricio de 9, Ángel de 10, Diana de 6 y Sofía de 4. Y justamente tomó la decisión cuando su marido quiso golpear a uno de ellos. “El límite lo pasó cuando le levantó la mano a mi hija más grande, Silvana. Ahí tomé la decisión de irme”, contó con voz entrecortada.

Laura y sus 7 hijos cargaron unos bolsos con ropa y se fueron a vivir a la casa de un hermano y luego de 6 meses decidieron usurpar la unión vecinal del barrio Güemes de Chimbas.

La familia recibe ayuda de los vecinos ya que ellos permiten que los niños se bañen, dejan que Laura pueda cargar baldes con agua y le permiten que utilice la cocina para hacerle la comida a su familia.

Si bien rechazó mudarse a un hogar junto a sus hijos por no poder hacerlo con las chicas mayores, Laura y sus 7 hijos recibieron mercadería, zapatillas y 1 colchón de parte de Desarrollo Humano.