Uriel Linares, a sus 13 años, empieza a escribir en un nuevo cuaderno el desarrollo de su vida.
Apasionado jugador de hockey sobre patines en la Unión Vecinal de Trinidad (UVT), Uriel sufría cada tanto de taquicardias y realizaba los ejercicios que había aprendido de los médicos.
Lida Ferreyra, su mamá, recordó que la primera vez Uriel tenía 4 años y consultaron a un cardiólogo, quien les dijo que con el tiempo iban a desaparecer esas arritmias. "Desde aquella vez, a mi hijo lo vieron cinco cardiólogos y todos decían que esas taquicardias ya se iban a ir. Le hicieron toda clase de estudios. Electros, mapas, ergometrías, ecodoppler, holter. Solamente uno diagnosticó una clase de taquicardia, pero dijo que mi hijo debía seguir haciendo una vida normal", repasó Lida.
A fines de junio, durante un partido Uriel pasó por otro episodio en el que sentía como se aceleraba su corazón y mientras realizaba los ejercicios para estabilizarse, a su papá Jorge, otro padre de un compañero de hockey le recomendó que consultaran a un médico en Córdoba. El lunes 24 de junio lo hicieron y al otro día recibían un nuevo diagnóstico. Uriel sufría de un extraño síndrome, llamado Wolff Parkinson White. Se caracteriza porque el corazón tiene una vía eléctrica adicional que provoca su aceleramiento y está presente desde el nacimiento.
Desconcierto, impotencia, angustia. El mundo se derrumbó para los padres, mientras Uriel le preguntaba al médico si podría seguir jugando al hockey y tomar café, una bebida que le encanta.
La solución era una ablación y solamente el costo de la intervención era de cien mil pesos, recordó Jorge, cuyo oficio es de mecánico de autos.
Mientras hacían cuentas para afrontar los gastos, Lida pidió a distintos grupos de Whatsapp que realicen cadenas de oraciones por su hijo.
No sabía todo lo que iban a recibir.
Consiguieron los requisitos indispensables para tener un turno en el quirófano el 4 de julio y mientras un amigo los llevaba a Córdoba en su camioneta, comenzaron a llegar los mensajes de apoyo a la familia, al teléfono de Lida. "Nunca esperamos que hubiese la cantidad de llamados y mensajes que recibimos. Y no sólo de San Juan. Gente de Río Negro, Mendoza, La Rioja, Buenos Aires, San Luis y hasta de Chile llamó para darnos fuerzas en ese momento y la sorpresa no desaparecía en ningún momento".
Pero más allá de las palabras de apoyo, también surgieron campañas para ayudar a solventar los gastos para esta familia que vive en el Barrio La Chacarilla. "Lo que hicieron amigos, vecinos y otra gente simplemente fue algo extraordinario", afirmó Jorge.
Uriel es alumno del Colegio Gateway y allí se hizo una campaña. Y otra en el Santo Tomás de Aquino, donde cursó la primaria. En la UVT también querían contribuir para que Uriel tuviera las mejores condiciones para poder recuperarse y organizaron un encuentro el domingo de la semana pasada. Y hubo otras más.
La operación duró 3 horas y media y logró los resultados deseados. Uriel ya está recuperándose en San Juan, en su casa, junto a sus padres, su abuela materna y todo el cariño y respaldo que recibió de conocidos e incluso, de extraños.
URIEL LINARES
- "A mí siempre me gustó practicar deportes. Además de hockey, que es lo que más me gusta, hice fútbol sala, taekwondo, natación y otras actividades más. Muchas gracias por todo el apoyo que recibí cuando tuve que operarme".
LIDA FERREYRA
- "Nunca esperaba tanto apoyo. Estaba muy angustiada cuando nos dijeron que había que operar a Uriel, luego de haber visto a cinco cardiólogos que nos decían que estaba bien. Ahora estamos muy agradecidos por todo lo que hizo tanta gente".
JORGE LINARES
- "No sé si podremos agradecer como corresponde a todos los que hicieron tanto por nosotros en un momento difícil. Y también a los médicos que lo vieron en esta ocasión, Alejandro Peirone, Alejandro Strada y Cairo".