Con sólo 21 años, José Nieto llegó al alejado pueblo Baldes del Rosario, de Valle Fértil, y fundó la escuela del lugar, de la que fue el primer maestro. Además creó distintas instituciones del pueblo. Se casó con Ana María Martín y, juntos, dedicaron su vida a ayudar a la gente del pueblo y a ofrecerles asistencia espiritual. Por todo eso, a casi cuatro años de la muerte de don Nieto, él y su esposa serán reconocidos por el pueblo Baldes del Rosario con la inauguración de una plaza que llevará sus nombres.
Baldes del Rosario es uno de los últimos pueblos que hay antes de la llegada a Ischigualasto. Está ubicado a 45 km de la villa cabecera de Valle Fértil y su característica más destacada es su aridez. Su escasa población se sustenta con la venta de artesanías y de los derivados de las cabras que crían.
A ese lugar llegó José Nieto en el año 1940, justo después de haber recibido su título de maestro en la Escuela Normal Sarmiento, cuando sólo contaba 21 años. Según cuenta su hija, María Cristina Nieto, su escasa edad, la falta de experiencia en su profesión y las difíciles condiciones del pueblo no fueron impedimento para que pusiera todo su empeño en ayudar a la gente: fundó la escuela del lugar y comenzó a dar clases. Organizó el club deportivo, creó la filial de la Cruz Roja, el comedor escolar y la unión vecinal del lugar.
En 1945 se casó con Ana María, que también era maestra. Con ella continuó desarrollando proyectos en pos de ayudar a los demás. Ellos tuvieron 11 hijos. Entre ellos, el sacerdote José María Nieto, que hoy es párroco en Valle Fértil y que, siguiendo los pasos de sus padres, dedica su vida a ayudar a la gente. Incluso se animó a pedirle a la presidenta Cristina Fernández, durante su última visita a San Juan, un avión sanitario para las zonas alejadas de Valle Fértil. Otra de sus hijas es Ana María Nieto, que fue Ministra de Educación de la provincia durante el gobierno de Jorge Escobar.
Los hijos crecieron en la capital sanjuanina, donde ya se habían mudado sus padres. Aunque siguieron ayudando a los vallistos. Ofrecieron asistencia religiosa a los pobladores de Baldes del Rosario, a quienes visitaban para desarrollar las misiones de Semana Santa, continuar enseñando y para tomar notas de las necesidades de los pobladores y hacerlas llegar a Capital.
Por todos sus esfuerzos y por la ayuda constante al pueblo, la gente de Baldes del Rosario recuerda con cariño a don Nieto y a su esposa. Y decidieron reconocerlos colocándole sus nombres a la nueva plaza distrital.

