San Juan, 28 de diciembre.- El miércoles 28 de diciembre de 1982 el Servicio de Urgencia del Hospital Guillermo Rawson dejó su precario e inhabitable edificio, tal como lo declararon los bomberos en su momento, para trasladarse a la que todavía es su sede. Cristóbal Sánchez Moragues, con tan sólo algunos años de recibido, ya transitaba los pasillos del edificio de Avenida Rawon y calle General Paz, sin imaginar que 30 años después sería el director del servicio.

Según relata el profesional, en sus orígenes el servicio atendía a domicilio y pasaba semanas completas sin recibir un accidentado o una víctima de una agresión. “Hoy la situación es otra, los médicos no dan abasto, el edificio reclama por mejoras urgentes y la demanda crece minuto a minuto”, relató a Diario de Cuyo Online.

“Hace mucho tiempo, se dispuso poner una línea telefónica y a partir de las 11 de la mañana salía la ambulancia con el médico a atender a la gente. Sin embargo, llegó un momento en que el 80 por ciento no eran urgencia y dejó de hacerse”, rememora.

Tan poca era la demanda de casos urgentes que el Servicio contaba sólo con 10 camas, 5 para hombre y 5 para mujeres, una sala de curaciones y por día sólo se atendían un par de patologías agudas, como apendicitis o algún ataque, y en el más eventual de los casos un accidentado o agredido.

Sin embargo, la profesión médica siempre requirió de un esfuerzo extra y el paso del viejo al actual edificio no fue la excepción. “Durante siete meses descansamos, entre guardia y guardia, en una carpa sin piso que se puso a los fondos del antiguo edificio, año 1981. Es que declararon inhabitable la construcción y todavía no estaba lista la nueva”, cuenta el médico y parece que aún estuviera allí.

Finalmente el gran día llegó, ese 28 de diciembre el gobernador Ruíz Aguilar fue el encargado de cortar la cinta e inaugurar un servicio de avanzada para la época, con el doble de camas que el anterior.

En un principio el crecimiento de la población se hizo sentir los fines de semana cuando aumentaba considerablemente la demanda de camas y cirugías. Pero luego la concurrencia de pacientes se generalizó a toda la semana.

El crecimiento desmedido de los accidentes de tránsito en la provincia obligó al nosocomio a prestar servicios específicos como cirugía vascular, traumatológica y maxilofacial, que se dedican a operar los traumatismos de cara de aquellos accidentados en bicicleta o moto.

“En los últimos 6 años la cantidad de casos se triplicaron y por día pasan unos 420 pacientes por los consultorios externos, mientras que las camas, las 20 destinadas a internación, funcionan al 120 por ciento por día. “A lo largo de la jornada la cama es ocupada por dos o más pacientes”, reconoce el médico.

Sin embargo, después de 30 años la fisonomía del viejo Servicio de Urgencia comenzó a cambiar. Primero se mejoraron las medidas de seguridad colocando personal adicional y optimizando, con rejas, el cierre perimetral del edificio. Además, se mejoró cada una de las habitaciones del internado con camas, grifería, sanitarios, pintura y aires acondicionados. Los dos quirófanos también cuentan con nuevas mesas, luces de emergencia y bandejas de operación. “Es un servicio que creció en complejidad y por eso se compró nueva tecnología que nos permite estar a la altura de las circunstancias”, explicó.

A la hora de enumerar los logros obtenidos en el último año, la satisfacción comienza a ser visible en la cara de este médico que camina los mismos pasillos hace 30 años y que hoy desde su puesto será el encargado de inaugurar las únicas mejoras que sufrió el edificio. “El Servicio de Urgencia es mi vida, nunca pensé quedarme acá 35 años ni ser el director en el final de mi carrera. Cuando uno se da cuenta que la gente que viene tiene su esperanza y vida puesta en nosotros, se genera un sentimiento de pertenencia que no muchos se imaginan”, concluye el médico que hace 5 años podría haberse jubilado, pero eligió cerrar su carrera médica con un Servicio de Urgencia que poco se parece al inaugurado aquel 28 de diciembre del 82´.