Iban 30 minutos de la segunda etapa cuando una vez más, los hinchas de River que estaban en Liniers dieron la nota. El Millonario perdía por 2 a 0 duramente frente a Vélez y la paciencia de los hinchas tuvo fin. Se subieron al alambrado de la popular visitante y en cuestión de segundos abrieron un hueco importante en el alambrado que forzó a que el árbitro Patricio Loustau tuviera que parar el partido durante siete minutos.
Desde el corazón de la popular se subieron cerca de diez personas, que le quitaron los tornillos a un panel del alambrado y amagaron con meterse en el campo de juego. De inmediato actuaron los bomberos arrojándoles agua a los energúmenos, que cuando se les ocurrió, emprendieron la retirada.
El descontento estaba dado con los jugadores de su equipo, y con Daniel Passarella, a quien le dedicaron varios cánticos recordando todo por lo que tuvo que pasar la institución. Los hinchas se enfurecieron con la medida tomada por los policías y por medio de cánticos aprovecharon para pedir por el regreso de Ramón Díaz.
Todo eso sucedió en los 7 minutos que el encuentro estuvo detenido. En el final del encuentro hubo algunos reproches e insultos para el plantel. Los incidentes ocurridos parecen traer los fantasmas de aquellos hechos que sucedieron en junio del año anterior tras el descenso de River tras caer ante Belgrano de Córdoba.
