Tuvieron que pasar 283 minutos para que el Verdinegro volviera a gritar un tanto. Fue la sequía más larga del campeonato y generó que los delanteros se escudaran en “nos falta fortuna, porque creamos muchas situaciones de gol por partido pero no entra”. Y si bien es cierto, el refrán de que los goles no se merecen sino que se hacen, es aún más certera que lo que destacan los propios protagonistas. El penal anotado por Sebastián Penco a los 22´ del segundo tiempo, hizo que el “grito sagrado” que tanto se extrañaba volviera. Pudo ser antes, pero el mismo Penco se lo perdió de cabeza, y en el final pudo tener doblete el máximo artillero del equipo con 5 tantos. El delantero lo gritó, encendió la moto y cortó una sequía de 283 minutos, ya que hay que remontarse a tres partidos atrás, cuando Roberval a los 9´ del complemento metió el segundo del Verdinegro para superar a Boca Unidos. Luego llegó la abstinencia total con derrotas incluidas ante Instituto y Atlético Tucumán, para cerrar esa falencia ayer. Dicen que cuando un entra, los demás vienen solos. Será cuestión de esperar el juego ante Unión para conocer si la sequía se extinguió. Lo real, es que ayer el gol volvió, más allá que no alcanzó para ganar.
