Alberto se ha mostrado siempre como un hombre de apariencia simple, moderno, tranquilo, a la escucha de los otros, más accesible que su padre.

Contrariamente a su padre y a su abuelo Luis II, Alberto II cumplió toda su escolarización en el Principado. En cambio, su carrera universitaria fue en EEUU donde obtuvo un diploma de Ciencias Políticas.

Hombre culto, que toda su vida luchó contra dificultades de elocución, Alberto II adora hablar en monegasco, una lengua de influencia italiana y española.

Su afición por los deportes lo llevó a integrar el equipo monegasco de bobsleigh (una modalidad de descenso en trineo) en cinco Juegos Olímpicos de Invierno y a participar en la carrera París-Dakar. Además es cinturón negro de yudo y se ha distinguido en atletismo, basquet, tenis, squash y ski. Como si estuviera escrito que se comprometería con una campeona de natación.

Pero Alberto II quiere desarrollar el pequeño pero riquísimo Estado que dirige desde 2005 y romper con la imagen de un país visto como un “paraíso fiscal”, donde viven sólo banqueros.