Era tarde y el lugar estaba bien iluminado. Había mucha gente, como cada domingo en los jardines del Centro de Convenciones. Y nadie allí imaginaba lo que estaba por pasar. Entre el montón de niños que jugaba en el césped, una nena de sólo 2 años se acercó hasta uno de los "periscopios", esas pequeñas farolas que apenas emergen unos 40 centímetros del piso, y la tocó. Bastó menos de un segundo para que recibiera una descarga eléctrica que le quemó la mano e hizo que la tuvieran que llevar de urgencia al Hospital Rawson. Sucedió la noche del domingo pasado, pero no había trascendido. Y dejó al descubierto otra instalación eléctrica muy peligrosa en lugares públicos de acceso masivo, solamente 12 días después de que un perro muriera electrocutado en el Parque de Mayo, lo que dejó al descubierto el alto riesgo en ese lugar que recibe a decenas de miles de personas cada semana.

Cómo habrá sido de peligrosa esa instalación de periscopios, que en la última semana la gente de la Dirección de Arquitectura (a cargo del mantenimiento general) se dedicó a sacarlos a todos, clausurar los caños del cableado con alquitrán y cerrar cada agujero con un encofrado de cemento y una baldosa.

"Nos mandaron sacarlos a todos porque dicen que son peligrosos", dijo ayer un empleado de Arquitectura que recorría el lugar y que no quiso dar su nombre. Este diario intentó localizar al Director del área, Pablo Zabala, y al ministro de Infraestructura, pero no fue posible. De todos modos, ayer mismo los obreros continuaban tapando con cemento los huecos donde habían estado las minifarolas como la que provocó la descarga y lastimó a la nena la noche del domingo.

Este hecho fue confirmado por el Comando Urbano de la Policía, que debió intervenir en esa oportunidad y labró un acta de lo sucedido. Según informaron ayer desde esa repartición (cuya sede está ubicada a muy pocos metros del Centro de Convenciones), ni bien se electrocutó la niña, Energía San Juan cortó la electricidad en todo el predio. La chiquita fue enviada al Hospital Rawson y allí le curaron la mano de la quemadura que había recibido, dijeron en la Policía. Y agregaron que al día siguiente, personal de Arquitectura fue hasta los jardines para empezar a arreglar la instalación. El arreglo en realidad fue mucho más allá, y fue así que ayer ya casi no quedaban periscopios en pie.

De cualquier manera, el peligro no había desaparecido por completo ayer. En ese mismo espacio verde no todo había sido tapado, así que por la siesta aún quedaban varias puntas de caño de donde emergían manojos de cables de distinto grosor. Algunos, atados con alambre. Otros, con las puntas aisladas con cinta. Y a todo eso se agregaba las huellas de vandalismo en las cajas de reflectores que rodean al cilindro gigante del edificio: de 13 en total, sólo 2 conservan la malla metálica protectora; varias están destruidas por completo y en unas cuantas asoman también las puntas de los cables.

La precariedad también había sido detonante de una alarma en el Parque de Mayo el 10 de noviembre pasado. En este caso, según las autoridades provinciales, por la conexión clandestina que suelen hacer los fines de semana los vendedores ambulantes que se instalan en el predio. Por ese motivo, una farola había quedado haciendo descarga, entonces un perro que fue a tomar agua al pie de esa farola, fue electrocutado de inmediato.

El riesgo para miles de personas que desnudó la muerte del animal hizo que la Justicia de Faltas provincial prohibiera el ingreso vehicular y aconsejara no entrar a pie al parque mientras arreglaban el tendido eléctrico y revisaban todas las farolas. Finalmente, el intendente capitalino Marcelo Lima ordenó sacar a los ambulantes de allí dos domingos después, lo que generó momentos de mucha tensión entre ellos y la Policía.