Que una mujer tenga a su bebé en su casa porque no le da tiempo de llegar al médico no es cosa de todos los días. Sin embargo, María Elena Paredes (29) vivió esa experiencia por segunda vez, ayer. La mujer tuvo a su quinta hija en el piso de su comedor, en el barrio Cipoletti de Chimbas. Así, sin tenerlo previsto, repitió la experiencia que vivió hace 4 años, durante el nacimiento de su tercera hija. Después de haber dado a luz, la mamá y la beba, que pesó 2,600 kg, fueron trasladadas por la Policía al Hospital Rawson. La recién nacida fue atendida en Neonatología.
Un dolor en la espalda despertó a María Elena antes de las 8. Como aún faltaba más de una semana para cumplir los 9 meses de gestación, pensó que sólo se trataba de una molestia pasajera. Sin embargo, con el paso de los minutos el dolor fue más intenso y notó que lo que estaba sintiendo eran contracciones.
“Yo la veía que iba y venía caminando. Pero pensé que no era nada. Al rato me dijo que tenía contracciones. Entonces, agarré un bolso y empecé a meter las pocas cosas que teníamos para el bebé. Pero María empezó a retarme. Me decía: dale, que no aguanto más. Tirá una colcha al piso, lo voy a tener acá”, contó Marcos Olmos, el papá de la beba, en la sala de espera del hospital mientras esperaba para reencontrarse con su mujer y su hija.
Después de ese momento, no pasaron muchos minutos, María Elena se recostó y, sin más, dio a luz. Sólo hizo falta que su hermana y su marido sostuvieran a la beba para que no cayera al piso.
“Nosotros esperábamos tener un varón, porque tenemos uno solo y él quería un compañero para jugar. Pero antes de que la beba naciera, mi mujer me dijo: por las contracciones sé que es una nena. Fue así”, contó Marcos emocionado. Y agregó que “cuando nació mi otra nena en la casa yo estaba trabajando. Por eso, ésta es la primera vez que veo a uno de mis hijos nacer. En ese momento, los pocos pelos que me quedan se me pusieron de punta y sentí como fuego en todo el cuerpo. Pero cuando la bebé lloró y la vi que se chupaba los dedos me llené de felicidad”.
Ni Marcos ni su cuñada se animaron a cortar el cordón, sólo le dieron la beba a la mamá y taparon a ambas. En ese momento, dejaron que los niños conocieron a su hermanita y Marcos fue a la comisaría para pedir ayuda a la Policía. Como no llegaba nadie, el hombre decidió llamar a la Motorizada que inmediatamente se presentó en la casa y trasladó a la mujer y a su beba.
Ambas fueron asistidas en el hospital, donde pasadas las 10, la beba se alimentó del pecho de su madre por primera vez.
“La otra nena que nació en la casa se llama Milagros. Para esta beba todavía no teníamos nombre. Pero una señora que está acá en la sala de espera me dijo que le podíamos poner Esperanza. La verdad que me gusta mucho y me parece que a mi mujer también le va a gustar, porque es un nombre con un significado especial para una bebé que nació de una manera especial”, contó el papá. Y aseguró que “ahora vamos a tener que seguir buscando el varón, porque es un pedido de mi hijo. La verdad que la próxima me gustaría tener mellizos”.

