Entre la felicidad y los recuerdos. Así despidieron ayer algunas empleadas de la OSP la vieja sede de calle Laprida. Romina, Fabiana y Cecilia estuvieron participando de la mudanza, como el resto de los empleados.

 

“Mi hija aprendió a caminar en este edificio y ahora trabaja conmigo. Yo soy empleada desde hace 30 años. Dejar este lugar llena de nostalgia por las historias que vivimos. Pero sabemos que la nueva sede es maravillosa y los afiliados recibirán mejor atención”, dijo Fabiana Chavez, que ayer cerca del mediodía acarreaba cajas y verificaba que no se perdiera nada en el traslado. Así fue que transcurrió el segundo día de mudanza de la Obra Social Provincia desde la vieja sede de calle Laprida al flamante edificio de 5 pisos que está a pocas cuadras del Centro Cívico.

Se trata de una mudanza faraónica que fue planificada desde hace dos años y no dejaron nada al azar. Los empleados trabajan más de 12 horas diarias. A la cabeza de la organización está Vanesa Michel Torena, que es además la gerente Administrativa y que no dudó en embalar y en trasladar computadoras a la par del resto de los empleados.

 

 A full. El sistema debe estar operativo el próximo miércoles a partir de las 10 que es cuando se atenderá a los afiliados

Ayer, recorría el nuevo edificio poniendo a punto las 200 computadoras que deben funcionar a la perfección el próximo miércoles cuando esa sede se abra a los afiliados.

 

Más de 10.000 cajas fueron transportadas desde el viernes al mediodía cuando cerró definitivamente las puertas de la sede de calle Laprida. Varios camiones hicieron falta para trasladar toda la tecnología. Sin embargo, lo más complicado, según explicó Iris Videla, subinterventora y que trabaja desde hace 10 años en la OSP. “El nuevo lugar es majestuoso”, dijo Romina Fraga, que también estaba ultimando detalles en la antigua sede y trabaja en el lugar desde hace una década. 

 

En octubre del año pasado pudieron trasladar los archivos. Pero ahora les quedaba la parte más complicada y además tenían que hacerlo en varios días por eso aprovecharon el fin de semana largo para evitar interrumpir la atención a los 144.000 afiliados.

 

El jueves pasado pudieron trasladar 58 computadoras y ayer, unas 200. A las 13 del viernes pasado les tocó la parte más complicada que fue apagar el servidor en la antigua sede y un par de horas después pudieron encender el sistema en el nuevo edificio. “Fue como mudar el cerebro de la obra social. Esta es la parte más compleja: lograr que el sistema funcione”.

La historia en cajas. Más de 10.000 cajas tuvieron que ser transportadas con todos los expedientes que tiene la obra social.

 

El nuevo edificio es impactante. Lleno de luz natural y espacioso, los empleados dijeron que les cambiará la vida y que la atención será más eficaz porque en el mismo lugar están todas las dependencias de la obra social. Ayer, un batallón de gente se dedicaba a limpiar cada área, mientras empleados y autoridades acomodaban los archivos, las cajas y verificaban que las computadoras funcionaran. Trabajarán el fin de semana largo.