La satisfacción en los organizadores de la primera edición de la maratón para concientizar sobre las personas con autismo, fue enorme por la respuesta de la gente, al punto que superó sus expectativas. Quedó reflejado en que antes que comenzara la carrera -que consistía en dar dos giros a la gran manzana delimitada por Ignacio de la Roza, España, Córdoba y Las Heras- anunciaron que ya no había más números que identifican a los participantes para repartir.
No hubo ningún problema, porque correr era simplemente la muestra de apoyo a esta iniciativa que surgió de IRINA (Instituto de Recuperación Integral del Niño Aislado), que tiene más de 30 años trabajando en el área.
En total, unas 800 personas (entre quienes participaron de la prueba y aquellos que simplemente acompañaron desde la Plaza del Bicentenario) mostraron su compromiso y la mayoría respondió a la consigna de lucir una remera de color azul, que identifica a esta campaña de inclusión.
"Queremos agradecer el apoyo que recibimos de la Municipalidad de la Capital, la Secretaría de Estado de Deportes y de las firmas del sector privado que hicieron posible que disfrutemos esta tarde", indicó una de las organizadoras, Mariana Pantano.
A medida que llegaban los participantes, se repartía un folleto en el que se indicaban los signos tempranos de este trastorno: el niño puede ser muy hiperactivo o muy pasivo, ignora los peligros, rechaza el contacto corporal o lo busca en demasía, camina en puntas de pie, berrinches sin motivo aparentes, angustia y baja tolerancia a los sonidos.
Pantano agregó que para que se mejore la inclusión social de las personas con autismo (que generalmente está asociado a otra patología), sería conveniente que en todos los espacios públicos, se implementen los pictogramas que lo describen. También afirmó que la sociedad debe comprender el hecho que cuando un chico se desborda emocionalmente, el tratamiento indicado es la contención corporal.