Los ojos finitos decían que debajo del barbijo había una sonrisa, tras el contacto inicial. Y esos ojos se afinaron aún más cuando recibió una camiseta y una pelota autografiada por los bicampeones de la Liga Argentina de Voley. Se trató de Marcelo Díaz, un adolescente de 15 años que padece leucemia y quien ayer rompió la monotonía de sus días al recibir la visita de un grupo de jugadores de UPCN San Juan Voley en el hospital Rawson, donde lleva internado nada menos que 130 días. Fue un mediodía diferente para el chico, quien se convirtió en el centro de todas las atenciones y recibió una inyección de ánimo cuando más lo necesitaba, entre bromas y regalos.
Marcelo, vecino de la pocitana calle 7, le da una dura batalla al cáncer y en esa pelea es que suele caerse anímicamente, porque sueña con volver a su casa, jugar con los amigos y regresar a la escuela, algo que por ahora no puede hacer. Por eso, el equipo médico que lo atiende, sabiendo que le gusta mucho el deporte, fue al estadio el lunes pasado, cuando jugó UPCN ante Bolívar, para gestionar una visita de jugadores. La idea era que Marcelo viviera un día diferente y que recuperara el ánimo, luego de más de cuatro meses sin poder salir del hospital. Rápidamente se gestó el encuentro y ayer se concretó.
El capitán Demián González, los centrales Junior y Gustavo Molina y el atacante Pablo Bengolea, cuatro de las figuras del equipo, terminaron el entrenamiento matutino y llegaron al Rawson. Marcelo los estaba esperando en un salón y hubo buenas migas desde el primer momento. Los voleibolistas le contaron sobre sus vidas y también sobre el campeonato, Marcelo habló sobre su familia (es el mayor de tres hermanos) y entonces aparecieron los puntos en común. Por ejemplo, el chico es hincha de River igual que Molina o le gusta el grupo Nene Malo, justo la música que escuchan los jugadores en el vestuario antes de entrar a la cancha. Además, los voleibolistas son fanáticos de la Play, lo mismo que Marcelo, y entonces surgió la promesa de acercar un par de videojuegos para cuando los jugadores vuelvan de la incursión que realizarán este fin de semana en la Patagonia, por la Liga Argentina. Además, en tono de broma, al brasileño Junior le sacaron un viaje a Bahía, de donde es oriundo, para cuando Marcelo se mejore. Y en plena organización de la movida hasta se prendieron algunos médicos, quienes justificaron que no podían dejar solo al pocitano.
Su papá, Marcelo (39, empleado de recolección de residuos de Rivadavia) contó que su hijo empezó con problemas de salud en abril del año pasado, luego descubrieron la leucemia y un problema en un pulmón, por lo que en noviembre quedó internado y ya no volvió a su casa. El chico es un luchador nato, porque ya superó tres operaciones, se recuperó de momentos en los que estuvo muy grave y pese a sus bajones anímicos, no le baja la mirada a su enemigo en la sangre.
Los voleibolistas ayer admiraron su fortaleza, lo animaron a seguir peleando y en la despedida, ambas partes se prometieron otro encuentro. Pero eso sí, en el estadio Aldo Cantoni y con Marcelo alentando en la tribuna.

