El sonido de las herraduras sobre el pavimento de Vallecito pareció música. Sin embargo, por momentos ese sonido quedó oculto detrás de los miles de gritos y aplausos con los que la gente recibió a los gauchos, a los caballos y a los carruajes. Así, como si fuera una invasión de tradición, el paraje de la Difunta Correa se vistió de gala, por el cierre de la Cabalgata de la Fe. El festejo gaucho terminó anoche con la actuación del Chaqueño Palavecino. Desde la organización dijeron que hubo más de 4.000 gauchos que participaron de la peregrinación a caballo.
El cansancio, por haber cabalgado más de 7 horas no les impidió llegar al paraje de la Difunta Correa con una enorme sonrisa y con la típica elegancia de los gauchos. Mientras la gente hizo flamear banderas argentinas durante más de 40 minutos, que fue el tiempo que tardó la columna mayoritaria de gauchos, en entrar al paraje caucetero, donde el aroma a asado también invadió todo.
Los gauchos partieron del predio de Caucete a las 6 de la mañana. Si bien la mayoría lo hizo a esa hora, hubo algunos remolones que lo hicieron un poco más tarde. Durante el camino la cabalgata fue tranquila. Los primeros en salir rumbo al paraje de Deolinda Correa lo hicieron con mucho abrigo, pues el día comenzó con baja temperatura. Sin embargo, antes de las 10, muchos ya se habían quitado los ponchos y las camperas, pues el sol calentaba bastante.
Con mucha alegría, compartiendo largas charlas y hasta algunos mates, los gauchos hicieron que las horas no se sintieran. Incluso, hubo algunos que hasta cantaron canciones folclóricas para que el camino se volviera más ameno.
Los chicos ocuparon un lugar importante en la cabalgata. Con sus típicas pilchas gauchas y con el mismo entusiasmo que los mayores, los niños le pusieron el toque de ternura al festejo. Y, al igual que en la jornada del viernes, cuando la cabalgata comenzó, las familias se volvieron protagonistas. Hubo muchas familias completas que hicieron la travesía a caballo, otras que acompañaron en vehículos durante todo el camino y miles más que sólo fueron hasta el paraje para ver la llegada de los gauchos.
Uno de los momentos de mayor alegría, durante la cabalgata, fue cuando subieron a los caballos diferentes personajes reconocidos. El Chaqueño Palavecino, fue uno de los que más llamó la atención del público, al igual que el Chiqui Tapia, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino. Mientras que uno de los momentos de mayor emoción fue cuando los gauchos de las diferentes agrupaciones y centros tradicionalistas hasta de otros países desembarcaron en el paraje. Desde ese momento y hasta el cierre de esta edición, en la Difunta Correa todo fue una fiesta.
Momentos
Al amanecer
Más de 4.000 gauchos coparon la Senda del Peregrino cuando el sol comenzó a salir. Muchos partieron bien abrigados, hasta que el sol empezó a brindar calor.
Invitados
La cabalgata contó con varios invitados especiales. Del festejo participaron el gobernador Sergio Uñac; el presidente de la AFA, Chiqui Tapia y varios dirigentes políticos más.
Pequeños gauchos
Con sus pilchas gauchas en miniatura los niños fueron protagonistas una vez más de la Cabalgata de la Fe. Algunos cabalgaron solitos y otros acompañados por sus papás.
Dos figuras
El Chaqueño Palavecino cabalgó durante varios kilómetros. En el camino se encontró con el empresario Guillermo Cóppola. Ambos se saludaron amablemente.
Desayuno
Un grupo de devotos de la Difunta Correa entregó desayuno a los jinetes. Hicieron 400 litros de mate cocido y 4.200 sopaipillas. Fue para agradecer una promesa familiar.
Seguridad
Durante todo el circuito efectivos de la Policía de San Juan brindaron asistencia a los gauchos y a sus acompañantes. Hubo efectivos de Tránsito, de la Motorizada, del grupo GAM y de la Montada.
Gendarmería
Además del servicio que prestó la Policía de San Juan hubo efectivos de Gendarmería Nacional que custodiaron la ruta. También hubo personal del RIM 22 que acompañó a caballo.
Para compartir
Cuando los jinetes llegaron al paraje de la Difunta Correa el lugar estuvo lleno de gente. En todos los rincones hubo familias que hicieron asados y otras comidas, para compartir.