En los campos de El Encón sólo viven unas 14 familias, sin agua ni electricidad y con serias dificultades para mandar a los chicos a la escuela por el mal estado de los caminos. Sólo algunos disponen en sus puestos de paneles solares, pero que no alcanzan para hacer funcionar un televisor y menos una heladera.
Cada familia cuenta con su puesto comprendido por la casa, los corrales y los pozos baldes, de los que tienen que extraer el agua a mano.
La principal actividad económica es la cría de animales pequeños, tales como aves de corral, chivos y ovejas. Algunos animales grandes que también integran el capital familiar son las vacas y los caballos.
En la práctica los animales deambulan por todo el territorio comunitario y no se sostienen límites internos para este uso productivo, inclusive existen corrales comunitarios.
Otra actividad de relevancia es la recolección de junquillo en el lecho del río San Juan, que luego es vendido para la fabricación de escobas. También recolectan algarrobo para elaborar patay, aloja, añapa y arrope. Practican la caza de martinetas, vizcachas, zorros, liebres y en menor medida jabalíes y avestruces, los que son utilizados para el autoconsumo.
Algunos miembros de la comunidad realizan artesanías en lana y cuero y confeccionan fajas, mantas y cuero trenzado, todo lo cual se vende.
La escasez de agua en la zona, que es desértica, dificulta la subsistencia por lo que la gente ha empleado diversas estrategias de recolección tales como la construcción de represas comunitarias y pozos baldes.
