‘El mundo tiene necesidad de Dios, de la fe. Y la Eucaristía unida con el amor nos impulsa a la fe y a la caridad‘, manifestó monseñor Adolfo Delgado, ayer durante la homilía de la celebración del Corpus Christi (Cuerpo de Dios). Más allá del frío, los feligreses apoyaron el pedido con sus rezos y participaron intensamente en la misa que duró casi dos horas. Después, formaron parte de la procesión.
Las sillas ubicadas en medio de la calle Mendoza, frente a la Catedral, fueron pocas. Por eso, la gente se paró lo más cerca que pudo del altar, para formar parte de la participación en la que se celebra la Eucaristía (ver aparte). Entre ellos estuvieron los más de 50 cuerpos de la Bandera Nacional y la Papal, de diversas escuelas, quienes recibieron un saludo especial. ‘Saludo a los abanderados, que son la juventud que quiere estudiar y prepararse para servir‘, comentó monseñor Delgado.
Lo que no sobró durante la celebración fue el abrigo. Es que el Sol no asomó en ningún momento y en la mitad de la misa comenzó a soplar un viento fresco que heló a todos. En contraposición, monseñor Delgado hizo hincapié en que ‘es importante la fe para que el mundo no se transforme en un desierto. Es importante la fe encendida, que calienta, que da luz‘. Y recordó que en octubre próximo será el inicio del año de la fe, según lo designó el Papa Benedicto XVI.
Al terminar la misa, que se extendió desde minutos antes de las 16.30 hasta pasadas las 18.10, el grupo de fieles partió en la procesión hacia la parroquia Nuestra Señora de la Merced.

