La palabra inclusiva, esa que ahora está de moda, es la que más se adapta a la Vuelta de San Juan de MTB. ¿Porqué? Muy simple porque si bien la corren deportivamente los bikers, también la disputan quienes los acompañan. Al igual que el ciclismo rutero que todos los domingos del verano sanjuanino permite a los aficionados sentirse parte de la carrera al aplaudir, alentar y también hasta pasarle una caramañola con agua a los pedaleros, en el MTB los amigos y familiares se prenden en la carrera para apoyarlos. Algunos subiendo algunas cuestas para empujarlos con sus gritos en el momento más crítico. Y, en algunos casos, como ocurrió con muchos ayer, especialmente con los menos fuertes, empujarlos tratando de que retomen la cadencia para coronar el esfuerzo.
La inclusión se hace más visible al final cuando se juntan familias enteras para compartir un asado o algún mate.
