El frente del edificio muestra una postal lamentable. Paredes despintadas y descascaradas, farolas rotas y las maderas del techo, colgando. Daños que no se deben al paso del tiempo, sino al vandalismo. Se trata de la capilla de Nuestra Señora de Pompeya, en la villa Juan XIII, en Chimbas, a la que debieron enrejar para preservarla de la inseguridad. Medida que, según las mujeres que la cuidan, no resultó del todo efectiva.

A modo de inventario, Miriam Lima, comenzó a enumerar los daños que los malvivientes provocaron en la capilla. Dijo que al portón de madera de la entrada lo rompieron, por lo que tuvieron que ponerle reja, en tanto que al portón lateral de chapa lo derribaron a patadas, y tuvieron que colocarlo nuevamente y soldarlo para que quedara clausurado. También tuvieron que cerrar por completo las celosías de las seis ventanas del edificio después de que intentaron abrirlas con una barreta para ingresar al interior del templo. Como no pudieron, comenzaron a romper la membrana del techo para hacer un boquete.

‘Este vandalismo no es nuevo, pero en estos últimos tiempos se hizo más frecuente. Son chicos de la zona que se sientan a la entrada a drogarse y a tomar y que rompen todo. Creo que lo hacen por diversión porque en la capilla en realidad no hay nada valioso que puedan llevarse‘, contó Liliana Velázquez, una de las catequistas.

También agregó que, como medida de seguridad, permitieron que una mujer con 4 hijos y sin casa, ocupara el salón que está dentro del predio, al costado de la capilla. Pero contar con un sereno tampoco frenó el vandalismo. Dijo que los malvivientes ahora también apedrean la habitación donde está esta familia, tiran botellas y restos de porros en el patio interno del lugar, y hasta hacen sus necesidades en la puerta de entrada a ese sector del predio.

‘Parece que no nos queda más remedio que transformar el lugar en una fortaleza. Por eso pedimos colaboración para poder levantar las paredes del patio y poner un techo, de modo que capilla y salón queden en una misma estructura y con una sola puerta de entrada‘, sostuvo la mujer.

La capilla de Nuestra Señora de Pompeya no es la única que fue víctima del vandalismo, también lo fue la que se encuentra junto a la Llama Votiva en la esquina de Libertador y Paula Albarracín de Sarmiento, justo frente a la Comisaría 4ta y a metros de la garita policial de la Casa de Gobierno. Allí se robaron bancos, floreros y hasta una imagen de la Virgen. Pero lo más sorprendente fue que este templo era usado para tener sexo. Desde el 2010 permanece cerrado.