"Ustedes quieren que yo llore", dice Marisa Menta, la rectora del Sedes Sapientiae, cuando se le pregunta si extrañará a Jorge Lozano. Dicho y hecho: no puede seguir hablando por las lágrimas. Marisa tiene 58 años y conoce al actual obispo desde hace más de 25, cuando ambos hacían sus tareas de servicio religioso en Buenos Aires. Ella comenzó con la catequesis en los colegios de la ciudad y hoy preside la Junta de Educación Católica de la diócesis que conduce su amigo.
