Multifacética. Así es Marcela González, la nueva Virreina Nacional del Sol. La joven, que está a punto de cumplir 19 años y se autodefine como hiperquinética, practica atletismo, es voluntaria de un hogar de ancianos, estudia Abogacía y ha participado en olimpiadas de Filosofía e Historia. Después de todo eso, dice que para ella el karate es un cable a tierra, ya que la obliga a estar concentrada y más quieta que de costumbre. Ahora, piensa ocupar toda esa energía para representar a todo San Juan, aunque confiesa que también desea ayudar a que su 25 de Mayo se conozca en todo el país.

"Hago de todo, la verdad adoro a mi familia, pero no puedo estar mucho tiempo en mi casa+, dice Marcela el día después de la elección. Mientras habla rápido, vuelve a emocionarse y no puede evitar meter la frase: "No lo puedo creer", cada vez que habla de algo vinculado a su rol de soberana. "Esta es la cuarta vez que soy Virreina. Primero fui Virreina de la Juventud; después, Virreina de la Fiesta del Racimo y el Vino. Salí Virreina en la elección departamental que me llevó a ser candidata a Reina cuando se bajó quien ocupaba ese lugar. Y ahora soy Virreina del Sol. Realmente me siento muy feliz+, dice y sus ojos vuelven a brillar.

Fanática de todo tipo de lectura, pero principalmente de literatura vinculada al Derecho y la Filosofía, Marcela cuenta que fue su papá quien la insertó en el mundo de los libros y que para ella no hay nadie más inteligente que él. "Él me ayudó a que yo sea quien soy. A pesar de que nadie me lo cree mucho, amo leer y conozco muchas cosas gracias a eso. Cuando me presenté en las Olimpiadas de Filosofía nadie daba un peso por mí, sobre todo porque no tenía esa materia en la escuela. Pero les pedí a mis profesores confianza y salí cuarta a nivel nacional", dice con orgullo. Y agrega que "es que no doy mucho con ese perfil. Cuando era chica era la Carlitos del grupo, siempre trepaba los árboles y vivía haciendo deportes. Por eso, tengo miles de amigos, pero nunca tuve novio. Ahora, mirá dónde estoy".

Mientras intenta caer en la cuenta de la tarea que le tocará desempañar a lo largo de todo el año, Marcela dice que quiere arreglárselas para continuar con sus estudios, aunque sabe que su papel de Virreina está primero y se siente una chica con suerte por haber llegado a ese lugar.