San Juan 2 de abril.-
Pánico. Esa sola palabra engloba la sensación que tuvieron todos los pasajeros del vuelo de Aerolíneas Argentinas que ayer salió de San Juan a Buenos Aires a las 10 de la mañana. Por razones que la empresa todavía no brinda, el avión comenzó a caer en picada minutos antes de aterrizar en aeroparque, se estabilizó y luego volvió a caer. El descontrol de la aeronave duró al menos unos 20 segundos, pero finalmente el capitán pudo controlar el avión y aterrizar.

“El vuelo ya venía complicado porque tenía que salir a las 8:10 y terminó saliendo dos horas más tarde, porque tuvo un desperfecto en Aeroparque, así nos informaron. Llegando a Capital Federal, como a las 11:10 el avión se desplomó, comenzó a caer en picada. Ese fue como unos dos segundos, luego dio un giro muy brusco hacia un lado, luego para otros y volvió a caer en picada. Después de unos segundos, los pilotos lograron controlarlo”, explicó a Diario de Cuyo el Diputado Nacional Eduardo Cáceres quién viajaba en el vuelo.

El sanjuanino continuó relatando que “el miedo más grande es que nunca nadie avisó de la maniobra. El piloto cuando vas a pasar por una turbulencia o va hacer una maniobra brusca, avisa a los pasajeros. En esta oportunidad nadie dijo nada y nos tomó por sorpresa. La sensación que teníamos todos era que nadie lo estaba tripulando” dijo.

En el mismo vuelo viajaba todo el plantel de vóley de Boca Río Uruguay Seguros, quienes habían disputado dos partidos por las semifinales de la Liga Nacional contra UPCN, entre otros pasajeros.

Cuando la aeronave aterrizó, según relató Cáceres, los pasajeros buscaron respuestas en las azafatas, quienes no dijeron absolutamente nada, limitándose a expresar “está todo bien, no pasó nada”.

“Por lo que se dijo en Aeroparque y lo que comentaba la gente, el piloto tuvo algún problema por el que termina perdiendo el control. Veníamos aparentemente, en piloto automático y cuando debía comenzar el descenso, toma nuevamente el control el profesional y es ahí donde el avión empieza a caer”, relató.

Los pasajeros bajaron del avión totalmente consternados, pero con la tranquilidad de poder contar, en primera persona, la historia.