Dejaron de lado las bicicletas que montaron durante 34 días y corrieron a abrazar a sus seres queridos. Algunos con lágrimas de alegría, otros con una gran sonrisa. Todos con la satisfacción de haber logrado el desafío que se habían propuesto: recorrer la ruta 40 desde Ushuaia hasta San Juan pedaleando, conocer los paisajes y volver valorando aún más su provincia. Y para mayor emoción, en su llegada a San Juan tuvieron tres bienvenidas: una en El Cerrillo, donde participaron de una misa oficiada por el padre Víctor Hugo Gallardo, quien guió al grupo; otra en la Municipalidad de Rawson; y la última, frente a la Catedral.

El grupo partió el 25 de diciembre pasado y recorrió un total de 3.560 km, desde Lapataia, en Ushuaia, hasta la capital sanjuanina. En un principio, el pelotón estaba integrado por 24 ciclistas. Pero al viaje completo sólo lo hicieron 16, el resto tuvo que volver a mitad de camino, en colectivo, porque tenía que trabajar.

Ayer, después de haber pasado la noche en Media Agua, el pelotón inició el camino de vuelta a la ciudad. Su primera parada fue en El Cerrillo. Allí unos pocos familiares y amigos los esperaban ansiosos tomando mates dentro de los autos. Hasta que vieron brillar las luces de la sirena de la camioneta de Gendarmería, que acompañó al grupo en todo el recorrido, día y noche. Los familiares se pararon a la orilla de la ruta y, ni bien llegaron, los ciclistas tiraron sus movilidades para abrazarlos. El grupo se reconocía a lo lejos, todos vestían calzas y remeras blancas y celestes que decían "Usuhaia – San Juan. Uniendo pueblos, uniendo vidas".

Inmediatamente después del arribo, aún en zapatillas, sobre la remera blanca y celeste y con la frente transpirada, el padre Gallardo se puso la sotana y se paró detrás del altar para ofrecer misa. El sacerdote aprovechó para agradecer a Dios porque todos volvieron sanos del viaje. Y para indicarles a los ciclistas que no cajoneen sus recuerdos, ni las fotos del viaje, que las compartan con los demás y que los contagien de las ganas de hacer cosas para que otros también se animen a cumplir sus sueños. Mientras tanto, el grupo acompañó la ceremonia con una guitarra y cantando con fuerza.

El viaje continuó y la próxima parada fue en Rawson. Allí, bajo un pasacalles de bienvenida, los esperaron el intendente rawsino, Gustavo Rojas, el diputado Mauricio Ibarra y algunos de sus familiares.

El último destino, antes de regresar a sus casas, fue la Catedral. En este caso la bienvenida se las dio la Municipalidad de la Capital y el encargado de hablar fue el intendente Marcelo Lima. Ese fue el lugar donde más gente se reunió para aplaudirlos mientras cruzaron un arco inflable y dieron una vuelta a la plaza 25 de Mayo.

Para agradecer por el recibimiento, el grupo entero se paró detrás del micrófono con un bombo y una guitarra y cantó "San Juan por mi sangre". Según dijeron, ese fue el tema que cantaron mientras andaban en bicicleta, mientras dormían y cuando se levantaban, con el deseo de regresar a la provincia y volver a encontrarse con su gente.