Un buen jerez para comenzar, maicenitas con mucho coco y a la luz de las velas. Ni bien se atravesó la vereda de calle General Acha, el viaje al pasado fue inmediato. Carruajes antiguos, mujeres con peinetones y abanicos, música de violines. Todo a la luz de las velas. Quienes asistieron ayer a la Velada del Bicentenario, organizada por la Municipalidad de la Capital y el Ateneo Cultural Femenino Paula Albarracín de Sarmiento, pudieron vivir en carne propia una de las típicas tertulias que realizaban en 1816.

Fue Gerardo Lecich quien funcionó como anfitrión del encuentro, al que asistió el intendente Franco Aranda. El bailarín explicó que se trató de rescatar las costumbres de aquellos tiempos. Es por eso que las mujeres vistieron llamativas faldas largas, con los típicos peinetones de la época. Para iniciar el baile, a capella, como sucedía en tiempos de la independencia, cantaron una canción de entonces. Así comenzó el baile. Todo esto ante una multitud de público que llegó al chalet de la familia González Rodriguez, un caserón tan pintoresco como impactante. Todavía conserva las lámparas de época y los pisos de antaño dejar ver el paso del tiempo. Los jardines, impecables, estuvieron aggiornados con carruajes de época que impactaron a los que llegaron al lugar para ver el espectáculo.

Participar de la velada fue como introducirse en un túnel del tiempo. A la luz de las velas la gente se emocionó al escuchar los violines. También se recordó a Laprida y a Fray Justo Santa María de Oro. El momento sirvió para tener la historia al alcance de la mano. Lo que se buscó fue que se pudiera ver qué sucedía en San Juan a principios del XIX.