Para reconocer los restos, el reconocido médico forense Osvaldo Raffo explicó que en primer lugar, hay que enumerar las bolsas. Cada bolsa debe ser analizada en una mesa separada. Una vez abiertas, hay que descartar todo aquello que no sea un resto humano. “Es que los rescatistas, en la dura tarea de recuperar los restos, pueden haber metido en las bolsas elementos pertenecientes a animales, al avión e incluso tierra”, explica Raffo a la edición on line del diario La Nación. Luego, se procede a buscar partes de los cuerpos de los que puedan tomarse muestras para el ADN. “Si hubo una explosión en el aire, como dijeron los testigos, los cadáveres deben haberse volatilizado. Esto complica muchísimo el proceso de identificación. Deben quedar entre 15 y 20 centímetros de cada cuerpo”, dice Raffo. Por este motivo, la presencia de un odontólogo forense es fundamental. De los restos de dentadura puede llegar a identificarse a la persona. También se llevan a cabo, si el estado de los cuerpos lo permite, un hisopado de la piel con alcohol, uno en seco y otro con agua destilada. Esto es para detectar si hubo presencia de acelerantes o explosivos y determinar así la etiología de la muerte. “Aunque la causa del fallecimiento es sabida, ser específicos en estas cosas facilita y esclarece todo el proceso judicial que sigue a la tragedia”, aclara Raffo. Por último, se requieren las muestras de ADN de los familiares de las víctimas para hacer la identificación. Esto puede demorar hasta 20 días.
