Una serie de ataques a escuelas en los últimos años se han atribuido principalmente a personas con resentimientos personales o enfermos mentales, lo que suscitó reclamos de mayor seguridad. El inadecuado sistema chino de salud mental ha dejado a millones de pacientes sin la ayuda que necesitan. Muchas otras personas sin problemas de salud mental se sienten frustradas e impotentes por no ser capaces de adaptarse a las constantes conmociones sociales y porque creen que los cambios favorecen a los corruptos. Ese tipo de resentimiento a veces se ha traducido en hechos de violencia.
