Luis tiene 13 años y hace 12 que quedó paralítico por una enfermedad. Está muy acostumbrado a manejarse en silla de ruedas, por eso, en principio, no aceptó la propuesta que le hizo la directora de la escuela Hebe Arce Videla de Oro, a la que asiste. La docente le sugirió que comience a usar el espaldar sueco con tensores para fortalecer los brazos de modo que, en un futuro, pueda abandonar la silla y desplazarse con un bastón especial. Con el paso de los días, el pequeño se arrepintió y aceptó la proposición. Dijo que quería tener una mejor vida. Precisamente, mejorar la calidad de vida de los chicos con capacidades especiales es el objetivo con el que el próximo 10 de agosto El Rincón de Luz abrirá sus puertas. Se trata de la primera sala de estimulación que funcionará en una escuela pública de educación especial. Nació por iniciativa de los docentes que vieron la necesidad de contar, dentro del establecimiento, con un lugar equipado para trabajar las capacidades básicas del ser humano: la psicomotricidad, las sensaciones, la percepción y la integración social.

El Rincón de Luz todavía no está completamente listo. Sin embargo, las maestras ya llevaron a sus alumnos para hacer un pequeño tour por esta habitación donde abundan los juegos, los colores y los sonidos. La idea es que los chicos se vayan familiarizando con el lugar y les nazca el entusiasmo por desarrollar las actividades estratégicas que se pondrán en marcha a partir de la semana que viene cuando el mismo quede inaugurado. Y la previa colmó las expectativas. Ni bien ingresaron a la sala, los chicos se pusieron a jugar, y ninguno quiso volver a clase.

Valentina intentó adivinar qué animal era el que estaba tocando, mientras lo describía en voz alta. "Es muy suave y tiene cogote y patas largas. Ya sé, es una jirafa", dijo esta pequeña de 10 años que nació ciega. Luego se tiró sobre una de las pelotas gigantes, balanceándose sobre la misma sin ayuda de nadie. "Es importante que lo haga sola para que adquiera seguridad en sus movimiento -dijo Monserrat Gómez, la directora de la escuela-. Queremos que de a poco se anime a manejarse con el bastón blanco. Y que como ella, todos los chicos mejoren su calidad de vida y trabajen en la superación personal. Por eso le propusimos a la intendenta Cristina López la creación de esta sala de estimulación. Y nos dio todo el apoyo. El municipio se hizo cargo de todos los gastos".

Darío no pudo aguantar la tentación de tocar cada uno de los muñecos de peluche o paño que estaban esparcidos por toda la sala. De a poco fue tomando confianza para apretarlos contra su pecho. Los muñecos cumplieron con su objetivo: lograr que este pequeño empiece a perder el miedo al contacto físico y a relacionarse con su entorno.