Lula, que el 1 de enero de este año dejó el poder con una popularidad récord del 87 % y que el jueves cumplió 66 años, ‘deberá realizar el tratamiento de quimioterapia en carácter ambulatorio‘, señaló ayer el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo. Justamente son los dirigentes de Brasil los más afectados por esta enfermedad. A la actual mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, le fue diagnosticado un cáncer linfático en 2009 cuando era ministra de la Presidencia de Lula, lo que no le impidió, tras ser tratada en el mismo hospital, buscar la Presidencia, que asumió en enero pasado. Aunque los especialistas dicen que ya está curada, en mayo de este año a Rousseff se le detectó una neumonía durante unos exámenes rutinarios, por lo que tuvo que guardar reposo y cancelar varias actividades oficiales. Otro estrecho colaborador de Lula, José Alencar, vicepresidente durante sus 8 años de mandato (2003-2011), murió el 29 de marzo pasado tras combatir durante más de una década contra un agresivo cáncer abdominal.
