Los libros formaban círculos, líneas y formas que se fusionaban y se dividían. La gente caminaba entre ellos, como esquivando alfileres. Todo para no dañarlos. Los más osados no dudaron en tomarlos entre sus manos y elegir el que más les interesaba. En pocos minutos y en plena siesta, los peatones se mimetizaron con el laberinto de papel. Así se vivió la intervención callejera que se hizo en la Casa Natal de Sarmiento ayer a partir de las 13 para celebrar el Día de los Museos Privados.

La consigna de ayer no sólo fue mirar los libros. La gente también pudo llevárselos sin pagar un solo peso. Es que los ejemplares que formaron parte de esta intervención, fueron donados por gente que los llevó al museo, hace unas semanas.

Los más entretenidos fueron los niños, que no dudaron en sentarse en el piso para ojear algunos ejemplares. Todo se llevó a cabo de manera ordenada.