Lucía Morales y Lucas Flores llegaron desde Santa Lucía cerca de las 17. Cuando lograron ingresar al predio, lo primero que les llamó la atención fue un enorme ring de boxeo inflable. De inmediato, comenzaron a hacer la fila para poder jugar. Delante de ellos, una mujer de Pocito junto a sus dos hijos de 9 y 11 años también se vieron atraídos por el mismo juego e hicieron la larga fila. Esta postal se repitió en cada uno de los stands que hubo en el predio donde se realizó el cierre de la Semana de las Juventudes. En definitiva, el estacionamiento del Estadio del Bicentenario pareció un gran patio de juego.
Como si fuera un parque de diversiones, todos los rincones del lugar estuvieron llenos de sorpresas. Música, colores, y mucho brillo hicieron que la jornada fuera llamativa. Juegos gigantes, canchas de fútbol, hockey y hasta mesas llenas de rompecabezas formaron parte de las diferentes ofertas recreativas que hubo para los jóvenes. Sin embargo, la sorpresa fue que estos juegos no sólo atrajeron a los adolescentes, sino que los niños y los adultos que los acompañaron también se sumaron a esta diversión y jugaron todos al mismo nivel.
"Me siento joven nuevamente. Estamos con mi hermana, las dos tenemos más de 30 años, esperando para jugar al jenga gigante. Lo lindo es que ya jugamos en uno de los inflables y nos divertimos mucho", dijo entre risas Laura Castro, de Chimbas, quien contó que llegaron con toda la familia para disfrutar del día y ver el espectáculo de Q’Lokura.
En cada stand hubo una larga espera para participar de todas las actividades recreativas y poder, en algunas de ellas, hasta recibir un premio. Sin embargo, esa espera no fue para nada aburrida y para muchos pareció veloz. Hubo algunos que hicieron fila durante más de media hora para poder subir a un toro mecánico, mientras que otros esperaron sentados su turno para poder desafiar a unos amigos en un metegol. Es que todos tuvieron el mismo objetivo: divertirse y pasar una jornada llena de alegría.
Para comer
En la feria hubo un espacio destinado a la venta de comida. Hubo carros en los que vendieron panchos, papas fritas, hamburguesas y hasta tacos. Además, no faltó la venta de helados, café y hasta chocolate con churros.
En la calle
En los alrededores del Estadio del Bicentenario hubo estacionamientos para que la gente dejara sus vehículos. Además, hubo muchos puestos callejeros en los que vendieron bebidas, sánguches o juguetes para los niños.
Postergaciones
Sarmiento y Rivadavia postergaron sus festejos por el Día de la Primavera. El primero de los departamentos los realizará hoy en el camping San Antonio, desde las 17, mientras que Rivadavia, lo hará el próximo sábado.
- Una travesía en moto
Oscar González y sus amigos de La Bebida decidieron ponerle
adrenalina a la primavera. Se trasladaron en moto hasta el Estadio
del Bicentenario para participar de los festejos.
- La fiesta en otra parte
Luciana Cortés y sus amigas de Ullum iban a asistir a la Fiesta de
la Primavera en su departamento, pero como se suspendió, fueron
al Bicentenario.
- Compañeros y amigos
Jorge Estrada y sus compañeros de 5to año de la Escuela Industrial
aprovecharon el servicio de transporte de colectivo gratis para
asistir juntos a los festejos.
- Una primavera en familia
Emanuel Ferreira decidió participar de los festejos del Día de la
Primavera junto a su esposa y tres hijos. Esta familia es de Rawson
y llegó al Estadio del Bicentenario después de las 17.
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Picnic en el pavimento, pero con igual espíritu
Esta vez no hubo césped, ni árboles que dieran sombra. Sin embargo, los picnic dijeron presente en el festejo por el Día de la Primavera. Y, a pesar de que se montaron sobre el asfalto del estacionamiento del Estadio del Bicentenario, tuvieron el mismo espíritu festivo de siempre. Es que la gente llegó con las clásicas mantitas, los bolsos cargados de sanguchitos y el mate, para pasar la jornada como la tradición manda.
Los boxes pintados sobre el pavimento sirvieron como división, entre picnic y picnic. Los chicos jugando a la pelota entre ellos, la música de fondo y los gritos de los jóvenes que se organizaban para sacarse una selfie fueron parte de lo que se vio en el festejo de ayer.
En cada uno de los rincones del predio la gente con bancos plegables, con frazadas desplegadas sobre el suelo y hasta recostada disfrutando del sol de la tarde, también le pusieron color a la jornada. Y, si bien no hubo sombra de árboles, los organizadores distribuyeron a lo largo del predio gazebos, islas techadas y enormes carpas que sirvieron para que quienes quisieran protegerse del sol tuvieran espacio para eso. Ahí, hubo muchas familias que se instalaron hasta con bebés, para poder disfrutar de la jornada del 21 de septiembre.
"No tiene la comodidad del pasto, pero estamos bien y felices. Es un picnic diferente, pero la idea es divertirse. Con mis amigos llegamos con todo para que la fiesta sea como las de antes", dijo Lisandro Carvallo, de Pocito que estuvo junto a un grupo de chicos, a un lado del escenario, recostado sobre una manta y con su mochila como almohada.